Un Ritual lleno de Pasion y Amor

"Te reclamo como mi compañera. Te pertenezco. Te ofrezco mi vida. Te doy mi protección, mi fidelidad, mi corazón, mi alma y mi cuerpo. Tu vida, tu felicidad y tu bienestar serán lo más preciado y estarán por encima de todo siempre. Eres mi compañera, unida a mí para toda la eternidad y siempre bajo mi cuidado”



jueves, 2 de junio de 2011

REUNION OSCURA/CAPITULO 19

CAPÍTULO 19

Shea se apoyó contra Jacques, volviendo la espalda al gentío reunido para observar a Santa distribuir regalos a los niños en el comedor. Sus dedos aferraron el brazo de Jacques mientras respiraba a través de la contracción.

—¿Sabes cómo podemos poner a un lado el dolor la mayor parte del tiempo? Esto es como la conversión. No hay forma de asilarse. Solo puedes seguir adelante con ello. Esperaba que como mujer de los cárpatos, sería un poco más fácil.

Un estallido de risa captó su atención y se giró para ver a la pequeña Jennifer vomitar sobre la prístina barba blanca de Santa. Por un momento los ojos negros como el carbón destellearon de plata, como los de un lobo, y descansaron sobre Mikhail. Igual de rápidamente Santa recobró su estado jovial y devolvió el bebé a Corinne.

Shea sonrió a Jacques. No me habría perdido esto por nada del mundo.

Si yo fuera Mikhail, estaría esperando que un relámpago me golpeara.

—Vamos a llevarte a la cámara del parto —dijo Jacques en voz alta, pasándole el brazo por la espalda para darle apoyo. Podía sentir el dolor atravesando su cuerpo, haciéndose más fuerte con cada contracción. Más fuerte... y de más larga duración.

Shea le pasó los dedos por la fuerte cara.

—No parezcas tan ansioso. Millones de mujeres han hecho esto.

—Pero tú no, pequeña pelirroja —susurró, inclinándose para dejar besos en la coronilla de su cabeza sedosa—. Nosotros no. Tú eres mi mundo, Shea.

—Lo haremos bien. Mira —Señaló a la parte de atrás de la habitación con la barbilla—. Oh, han hecho bien en hacer este pequeño show para los niños. Nadie como Savannah sabe como ganarse a una multitud con su magia. Antes de que Gregori la reclamara era una maestra de la ilusión, recorriendo todo el mundo con su espectáculo de magia, e indudablemente tenía que limitar sus habilidades. Tiene a la multitud en la palma de la mano. Los niños nunca se creerían, ni por un solo momento, que era Gregori el que llevaba el trineo.

En cuanto "Santa" terminó de ofrecer regalos, Gregori fue a la parte de atrás de la habitación, frunciendo el ceño a su compañera.

—¿Por qué demonios te has vestido así? ¿Qué creías que estabas haciendo?

Los niños rieron cuando Savannah se dio la vuelta con una mirada culpable en la cara. Sostuvo un dedo sobre los labios en medio de su carita.

—Tengo que irme, y tendré que devolver a San Nick su magia protectora. No queremos revelarle al mundo entero.

Santa levantó su saco y se apresuró hasta el fuego. Aunque las llamas ardían con fuerza, él simplemente desapareció por la chimenea. Otro jadeo de respeto reverencial atravesó a la multitud.

—Savannah lleva magia a donde quiera que va — dijo Jacques—. Estos niños nunca olvidarán esta noche.

Savannah ondeó su varita justo cuando las ruidosas pisada indicaban que San Nick estaba volviendo a subir a su trineo. Balanceó las botas negras expertamente por el borde del trineo e hizo chasquear el látigo sobre las cabezas de los renos. Notaron como el trineo y la bolsa de juguetes, ahora considerablemente menos llena, se elevaban en el aire y se alejaran con el sonido de la risa de Santa.

Otra oleada de dolor se deslizó maliciosamente a través del cuerpo de Shea. Sus dedos se apretaron con fuerza alrededor de los de Jacques, mientras respiraba lentamente en un esfuerzo por controlarlo. Esta vez el dolor fue lo suficientemente fuerte y duró lo bastante como para hacer que los demás cárpatos de la habitación fueran conscientes de que estaba realmente de parto. Las cabezas se giraron... guerreros, compañeras e incluso algunos de los niños volvieron su atención hacia ella.

Shea intentó una pequeña sonrisa y asintió.

—Es la hora. ¿Dónde está Slavica? Debo agradecerle esta maravillosa noche. Ha estado llena de deliciosas sorpresas.

Francesca y Mikhail con varios de los otros cerraron filas alrededor de Shea.

—Tenemos que llevarte la cámara del parto ahora —declaró Francesca—. Podemos con esto, no tengas miedo.

—Es ansiedad, pero no miedo. Jacques no dejaría que nada nos sucediera, ¿verdad? —preguntó Shea, manteniendo la mirada de su compañero.

—Para nada. Este va a ser un nacimiento hermoso e inolvidable —le aseguró él.

Shea dio unos pocos pasos más hacia la puerta y se detuvo, apartándose el pelo de la frente con una mano mientras el dolor tensaba su estómago y bajaba por su espalda.

—¿Os habéis percatado del último informe sobre como los bebés están viéndose expuestos a un terrible brebaje químico, como ha pasado con animales y pajarillos, sobre si es eso lo que está poniendo a tantas especies en peligro de extinción?

—Shea —advirtió Jacques—. Ahora no es momento de pensar en eso.

—No, Jacques. Todos tenemos que pensar en eso. —Jadeó cuando el dolor volvió a inundarla, robándole el aliento. Apretó los dientes y recitó estadísticas—. La sangre del cordón umbilical refleja lo que la madre pasa al bebé a través de la placenta. De doscientos ochenta y siete productos químicos detectados en la sangre del cordón, ciento ochenta de ellos son conocidos por causar cáncer en humanos o animales, doscientos diecisiete son tóxicos para el cerebro y el sistema nervioso, y doscientos ocho causan defectos de nacimiento o desarrollo anormal en animales de laboratorio. Y estoy citando un informe realizado por un grupo medioambiental ajeno a Washington —añadió Shea, tomando aliento cuando el dolor disminuyó.— Todo el mundo debería prestar más atención a esto. Entre los productos químicos encontrados en la sangre del cordón están el methylmercurio, producido por la quema de plantas para hacer carbón y ciertos procesos industriales. La gente puede respirarlo o comerlo en el marisco y eso causa daños cerebrales y nerviosos.

—Shea, nuestra bebé no va a tener daño cerebral o nervioso.

—Tú no has leído ese informe. Los investigadores también encontraron hidrocarburos poliaromáticos, o PAH, que son producidos por quemar gasolina y basura, productos químicos retardantes llamados polubrominato dibenzotoxinas y furans; y pesticidas incluyendo DDT y chlordane.

—No sé lo que son ni la mitad de esas cosas —dijo Jacques, intentando consolarla. Le pasó la mano por el brazo, pero ella se encogió apartándose de él.

—Por eso exactamente es por lo que nadie escucha. Como no saben que es, se figuran que no tienen que prestar atención —El pánico llenaba su voz—. Yo sé lo que les ha estado pasando a nuestros niños. Están tan conectados a la tierra y la tierra se ha vuelto tan tóxica que ahora estamos en la lista de especies en peligro de extinción también.

—Hora de marcharse —urgió Jacques.

Sácala de aquí ya, ordenó Mikhail a su hermano. No podemos permitirnos que la oigan los aldeanos.

Es su forma de afrontar el dolor y el miedo, Mikhail.

Soy consciente de eso, Jacques.

—Primero tengo que dar las gracias a Slavica —insistió Shea, luchando por contener otra oleada de dolor.

Mikhail se inclinó para susurrar a Raven.

—Encuéntrala rápido. Tenemos que saca a Shea de aquí antes de que alguien averigüe qué está pasando.

—Ya viene y trae con ella a la anciana de San Francisco —dijo Raven, con alivio en la voz.

Mikhail movió la mano para ayudar a apartar a la multitud, haciendo más fácil que Slavica y la mujer se abrieran paso por la habitación.

Raven se apresuró hacia ellas.

—Shea se ha puesto de parto y tenemos que llevarla a su casa. Ella quisiera decir adiós rápidamente y agradecerte esta encantadora velada, Slavica —dijo—. Y por supuesto, un saludo rápido para usted, señora Fitzpatick. Ha estado deseando conocerla.

—Solo le desearé buena suerte, entonces, querida —dijo Eileen, apoyándose pesadamente en Slavica, utilizando su bastón para tantear su camino, con el cuerpo ligeramente encorvado mientras cojeaba hacia Shea y Jacques.

Aidan cruzaba la habitación frunciendo el ceño cuando la mujer se detuvo delante de Shea y extendió la mano hacia ella.

—Al fin. Me alegro mucho de conocerte, querida, y en un momento tan importante. —Golpeó el suelo con el bastón dos veces, juzgando la distancia entre ellas—. Me temo que tengo que llevar estas terribles gafas oscuras y tengo problemas para verte. Esperaba que tuvieras un inconfundible parecido familiar.

Guerreros. Utilizando el vínculo común de comunicación, Aidan habló a los demás, su voz resonaba alarmada. Esto no tiene sentido. La mujer a la que conocí en San Francisco es esta misma, pero diferente. Mayor, pero no anciana. Caminaba decididamente, con una zancada a cada paso y en absoluto toda encorvada. Ya se estaba moviendo, intentando utilizar su velocidad para atravesar la multitud hacia Shea.

Al instante hubo una agitación cuando los hombres se apresuraron hacia Shea.

Jacques se colocó delante de su compañera cuando Eileen balanceó el bastón directamente desde el suelo, apuñalando el estómago redondeado de Shea. Manolito, que se había colocado cerca de la pareja, empujó a Jacques a un lado y aceptó el afilado puñal que había en el bastón profundamente en su abdomen. Se quedó por un momento mirando a la anciana de aspecto inofensivo, tomando nota de los ojos casi ciegos y la cara retorcida. Por un momento ella vaciló ante sus ojos y pudo ver otra cara superpuesta, una cara que tenía largas marcas de arañazos y ojos destrozados por un águila real.

La criatura de la madriguera. Está poseída, jadeó Manolito. El mago mora en el mismo cuerpo que la anciana. Su cuerpo ya se había entumecido, la agonía desgarró su cuerpo cuando su corazón se encogió. Manó sangre por la comisura de su boca, sus ojos se pusieron vidriosos cuando el aire se inmovilizó en sus pulmones y su corazón dejó de latir.

Al otro lado de la habitación, MaryAnn se aferró el pecho con ambas manos para detener el súbito dolor que se extendía por su cuerpo. Las piernas le fallaron y se sentó bruscamente. Tan repentinamente como empezó, el dolor terminó, dejándola con una sensación de pérdida y vacío, pero por qué... no lo sabía.

Rafael saltó al costado de su hermano, agachándose sobre el cuerpo muerto, buscando con su espíritu para obligar al aire a atravesar los pulmones, y a la sangre a correr por el poco cooperativo corazón.

Mikhail y Jacques arrastraron a Shea hacia atrás, empujándola tras ellos. Otras manos la cogieron y la empujaron aún más lejos mientras se formaba un muro de guerreros a su alrededor. El bastón se arqueó hacia Raven.

—¡Madre! —Savannah gritó y se lanzó hacia Raven.

Gregori llegó primero, retorciendo el bastón hasta arrancarlo de la mano marchita. ¡Natalya! Mantuvo su cuerpo entre la anciana y Raven y Mikhail.

Natalya ya estaba tejiendo un complicado signo en el aire, murmurando suave e insistentemente. Vikirnoff recogió el encantamiento de su mente y añadió el poder de su voz. Nicolae y Destiny se unieron a él, vertiendo su fuerza combinada en Natalya a través de Vikirnoff.

Utilizaron el canto y un hechizo mágico, una combinación de poder cárpato y mágico. La boca de Eileen se retorció en un gruñido mientras el mago luchaba por mantener su escudo. No podían atacarle sin matar a Eileen. Su cuerpo se dobló casi por la mitad. Los guerreros la rodearon, observando como su cara se contorsionaba, mostrando un bocado de dientes alargados, y después volvía a ser la de una mujer mayor y educada.

El dolor de Shea atravesó a toda la gente de los cárpatos, casi paralizando a los hombres. Jacques, llévatela a la cámara del parto, ordenó Gregori. Francesca, debemos irnos ya. Está demasiado cerca. No podemos esperar.

Mikhail tomó a Syndil por el codo y la empujó hacia Gregori. Te necesitan allí también. Nos uniremos a vosotros tan pronto como sea posible. Llevad a los niños a casa. Los Von Schrieder se ocuparán de este mago.

Eileen necesitará un sanador, advirtió Gregori, incluso mientras se inclinaba para levantar a Manolito. Rafael estaba manteniendo el corazón de su hermano en funcionamiento y permaneció cerca del maestro sanador mientras todos se ponían en acción.

Yo me ocuparé de ella, se ofreció Darius.

Hecho entonces, dijo Mikhail mientras Jacques cogía a Shea en sus brazos y salía a zancadas de la posada, con Francesca a sus talones. Gregori y Rafael los seguían con Manolito.

La voz de Natalya se hizo más exigente, más insistente. Señaló al suelo, ordenando al mago que saliera del cuerpo y se echara al suelo, arrastrándose como un perro.

El cuerpo de Eileen se removió con ansiedad, estirándose y retorciéndose hasta que pareció combarse. Su garganta se abultó y onduló mientras se hinchaba y crecía de volumen y la saliva goteó por su cara. Lentamente giró la cabeza hasta que estuvo mirando directamente a Natalya, sus ojos eran profundos agujeros, pozos de odio. El mago la miró fijamente, su boca amplia y deformada dio forma a una palabra.

—Traidora —acusó, la voz fue un trueno demoníaco.

La voz de ella no vaciló, aunque Vikirnoff le puso la mano en la espalda para reafirmarla, un gesto de absoluta solidaridad.

Una sombra se separó del cuerpo de Eileen, una sustancia oscura y viscosa, insustancial, imposible de sujetar en una mano o de matar. Varios guerreros lo intentaron, pinchando la sombra para intentar encontrar un corazón, incluso atravesándola, pero esta continuó deslizándose por el suelo hacia la puerta, Darius cogió a la anciana antes de que pudiera golpear el suelo y la levantó entre sus brazos, llevándola escaleras arriba de vuelta a su habitación.

¿Cómo le matamos? preguntó Vikirnoff a Natalya.

No lo sé. No es un guerrero de la sombra así que no podemos enviarlo de vuelta al reino de los muertos. Es un alma perdida llevando a cabo la voluntad del mago. Solo él puede controlarla en realidad, darle paz o enviarla lejos. Nunca he dado con un hechizo para matar a una de estas. Intenté unos pocos y quizás, con el tiempo, pueda inventar alguno, pero esta va a volver con su amo.

Dimitri volvió de escoltar a Gabriel con Tamara y Skyler de vuelta a su casa.

—Yo puedo intentar seguirla, ver si el mago está cerca.

Natalya asintió.

—No dejes que te vean. El mago es fuerte y su conocimiento es muy antiguo. Recuerdo alguno de estos hechizos, pero han palidecido en la memoria.

Natalya observó al hombre de los cárpatos cambiar a la carrera, un cambio fácil y fluido casi en medio del aire. En un momento estaba caminando erguido y al siguiente corriendo a cuatro patas como un lobo negro y peludo.

—Buena suerte —le susurró, presionándose una mano sobre el estómago cuando otra oleada de dolor les golpeó a todos.— Será mejor que vayamos a la cámara del parto si vamos a serle a Shea de alguna utilidad.









Profundamente bajo tierra, en la cámara más cálida de la caverna, Syndil llamaba a la Tierra, cantando suavemente para enriquecerla, preparándola mientras Shea se acostaba en la suave cama del terreno más rico, con la cabeza recostada en el regazo de Jacques.

A varios pasos de distancia, Gregori y Rafael trabajaban con Manolito, intentando sacar el veneno de su cuerpo y al mismo tiempo, mantener su corazón en funcionamiento y sus pulmones trabajando.

Por todas partes a su alrededor, las velas volvieron a la vida y la suave y consoladora esencia de hierbas y especias llenó el aire. El gran canto sanador aumentó de volumen cuando cárpatos de todas partes, incluyendo a Shea y Jacques, cantaron para evitar que el gran guerrero se deslizara lejos de su hogar, mientras Gregori emprendía el viaje para recobrar su espíritu y darle escolta de vuelta a la tierra de los vivos.

Shea respiraba a través de las contracciones, utilizando a Jacques como su foco. Simplemente se acurrucó en la mente de él y se quedó allí cuando las contracciones se incrementaron en fuerza y duración. Entretanto cantaba con los demás, sintiendo la camaradería, siendo parte de algo mucho más grande, en armonía con la tierra que les rodeaba. Hermanas y hermanos unidos como una familia para sanar a uno de sus caídos... un guerrero que voluntariamente había ofrecido su vida para mantener a salvo a Shea y su hijo nonato.

La sanación era difícil y lenta, Gregori luchaba contra un veneno que pretendía dar una muerte rápida. Dos veces tuvo que parar, pálido y tambaleándose se cansancio, para ser rejuvenecido por Rafael y después por Lucian. Darius se unió a ellos, señalando que Eileen estaba durmiendo confortablemente. Vikirnoff y Nicolae, Destiny y Natalya, entraron en la cámara, informando de que Dimitri estaba intentando seguir a la sombra de vuelta a su amo.

Mientras tanto, Shea permanecía quieta entre los brazos de Jacques, respirando a través de cada contracción hasta que jadeó y se aferró a la mano de Francesca.

—Ya viene —susurró.

—Estamos listos —la tranquilizó Francesca.

La mirada de Shea fue hacia Gregori, ya de vuelta en el cuerpo del guerrero. Francesca extendió el brazo para abarcar a todos los cárpatos dentro y fuera de la cámara.

—No estás sola. Se ayudará al niño a entrar en el mundo, asistido por nuestra gente, bienvenido por todos y protegido por todos. Gregori se unirá a nosotros en cuanto pueda. Deja que tu bebé entre en nuestro mundo, Shea.

Shea asintió y esperó a la siguiente contracción antes de empujar.

Gregori se alejó de Manolito.

—Necesita sangre —anunció suavemente— y varios alzamientos en la tierra, pero vivirá.

Fue Mikhail quien se adelantó para ofrecer sangre a Manolito, un ofrecimiento del príncipe en respeto y honor al sacrificio de Manolito. Fue Rafael quien abrió la tierra para que recibiera a su hermano, tejiendo salvaguardas para asegurar que el descanso de Manolito no fuera perturbado.

Gregori pasó la mano sobre la cabeza de Shea en un gesto de afecto.

—Así que, pequeña, al fin, vas a entregarnos a tu hijo.

—Esperaba por ti.

Él le sonrió.

—Ya estoy aquí.

—¿Podéis sentirle? ¿Estás tocándole, asegurándote de que está bien para respirar por sí mismo? —Miraba ansiosamente de Francesca a Gregori, sus manos aferraban firmemente a Jacques.

A su alrededor podía oír el canto del nacimiento, y el hermoso sonido casi apagaba sus miedos... casi.

—¿Le has examinado en busca de contaminantes, Gregori? ¿Estás seguro de que su sangre es fuerte?

—Lo he hecho y todo va bien. Entréganoslo y después podrás descansar. Te has estado preocupando demasiado. Déjale venir para que puedas sostenerle entre tus brazos.

La mirada fija de ella mantuvo la otra plateada, y él le dirigió otro asentimiento de ánimo.

—Confía en mí, ma petite, confía en nuestra gente y en tu compañero. Suéltale.

Ella giró la cabeza y levantó la mirada hacia Jacques.

—Te amo. Pase lo que pase, no importa. Te amo y nunca lo he lamentado, ni un solo momento.

Él parpadeó para contener las lágrimas y se movió para que ella pudiera seguir mirándole a los ojos. Mente con mente, se extendieron hacia su hijo. Tomaron aliento y ella empujó, sin apartar nunca la mirada de su ancla... de Jacques... el amor de su vida.

—Alto. Eso estuvo bien. Solo respira, Shea. Está mirando alrededor, échale una mirada. Está excitado por ver su nuevo mundo —animó Francesca.

—Aún no. Dime que está respirando y que está sano —jadeó Shea, todavía aferrada a la mente de Jacques, temiendo que si lo soltaba simplemente se derrumbaría de miedo por su hijo.

—Empuja de nuevo —instruyó Gregori. El bebé resbaló hasta sus manos y acunó al niño contra él, abandonando inmediatamente su propio cuerpo para examinar concienzudamente al niño a la manera de su gente.

Francesca pinzó el cordón umbilical y Jacques lo cortó, separando a madre e hijo.

Un silencio cayó en la caverna. Las llamas de las velas titilaban sobre sus caras, mientras todos permanecían muy quietos esperando. De repente, un chillido hendió el aire.

Gregori sonrió a Shea, sujetando en alto al bebé, hacia el príncipe.

—Dad la bienvenida a nuestro mundo a nuestro miembro más reciente. Un hijo por todos apreciado.

Mikhail se adelantó y posó su mano sobre la cabeza del niño.

—Un chico muy saludable. No podía ser más hermoso. Bienvenido, hijo. Sobrino. Guerrero. Tu vida está ligada a nuestras vidas para siempre. Vivimos como uno y morimos del mismo modo. Cuando uno nace, es causa de celebración para todos, y cuando uno muerte, todos sentimos la pérdida. Eres hermano. Cárpato. Es un honor y un privilegio darte la bienvenida.

Gregori sostuvo al niño sobre su cabeza, y una alegría atronadora atravesó la cámara del parto. Giró y lenta y gentilmente, puso al infante en los brazos de su madre. Ella bajó la mirada a la cara de su hijo, con lágrimas en los ojos y una mano aferrada a la de Jacques.

—Es tan hermoso. Mírale, Jacques, mira lo que hemos hecho.

Jacques se inclinó para rozarle besos por la cara, probando sus lágrimas con los labios. Lágrimas de felicidad.

—Es perfecto, Shea.

Mikhail rodeó a Raven con el brazo y recorrió la caverna con la mirada, observando las caras felices de su gente. Incluso Dimitri había vuelto para lograr echar un vistazo al bebé. Muchos de los guerreros sin pareja se hacinaron más cerca, deseando ver aquello por lo que llevaban tantos siglos luchando. Estaban juntos de nuevo después de tantos años y tanta lucha. Besó a su compañera, la felicidad le atravesaba.

—Tenemos mucho que celebrar, Raven. Y todo está aquí mismo, en esta cámara. No solo estamos celebrando la vida, sino la esperanza. De nuevo hay esperanza para nuestra gente.

FIN

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Aclaracion-Disclaimer

La Saga Serie Oscura, es propiedad de la talentosa Christine Feehan.
Este espacio esta creado con el único fin de hacer llegar los primeros capítulos de estas magnificas obras a todos ustedes que visitan el blog. Lamentablemente, en latinoamericano muchos de estos maravillosos ejemplares, no estan al alcance de todos.
Si tienes la posibilidad de conseguir estas historias en tu pais, apoya el trabajo de Christine y compra sus libros. Es la unica manera de que se continue con la publicacion de los mismos.
Gracias por su visita
Mary