Un Ritual lleno de Pasion y Amor

"Te reclamo como mi compañera. Te pertenezco. Te ofrezco mi vida. Te doy mi protección, mi fidelidad, mi corazón, mi alma y mi cuerpo. Tu vida, tu felicidad y tu bienestar serán lo más preciado y estarán por encima de todo siempre. Eres mi compañera, unida a mí para toda la eternidad y siempre bajo mi cuidado”



viernes, 14 de octubre de 2011

Maldicion Oscura/Escena Eliminada 2

Lara de niña



Lara se estremeció mientras se arrastraba sobre las manos y las rodillas por el retorcido y estrecho tubo de hielo que se dirigía desde el interior de la cueva al undo exterior. Por lo menos, esperaba que se dirigiera afuera, porque no había nada excepto muerte para ella dentro de la cueva. El hielo crujía y gemía continuamente, siempre vivo, siempre en movimiento, nunca quieto, nunca silencioso. El frío se le filtraba en los huesos, aunque regulara su temperatura corporal.

Las capas de hielo, blancas y azules, eran difíciles de ver sin la luz de los candelabros que iluminaban las cámaras grandiosas de su abuelo. Generalmente, tenía la excelente visión nocturna de su padre pero estaba llorando tanto, que las lágrimas lo enturbiaban todo y el temor componía figuras oscuras que no estaba realmente allí. Con el frío punzante, podía decir que las lágrimas se convertían en hielo en su cara, congelándole la piel.
Los gritos de los dragones se apagaron y se esforzó inconscientemente por oírlos. No deseaba que sus tías murieran. Vacilo, pensando en regresar a ayudarlas, pero ¿qué podría hacer ella? Estremeciéndose, se acurrucó en el tubo de hielo, asustada de avanzar, aterrorizada de volver.

La montaña tembló, sacudiéndose a su alrededor. Por un momento los pulmones se paralizaron, ardiendo en busca de aire. Oyó el grito del dragón, un chillido lleno de dolor que se alzó por las cavernas, y luego la respuesta cuando el segundo dragón bramó en angustia. Se cubrió la cara con las manos. No había vuelta atrás ahora. Las tías no habían huido y Xavier las castigaba. Sus castigos eran terribles. Ella no tenía la menor idea de que le esperaba adelante en el mundo exterior, ninguna idea de que esperar, pero tenía que ser mejor que vivir de la manera en que había estado viviendo.

La muñeca latió y se la frotó, forzándose a mirar hacia delante, no detrás de ella. Estaba aterrorizada de que el sol la quemara como Xavier siempre le había dicho. El sol era una masa inmensa de magma ardiente, agitada y terrible, esperando para prenderla fuego. Se estremeció y comenzó a arrastrarse otra vez.

Casi inmediatamente oyó a los cuchicheos comenzar. Voces. Amortiguadas. Persistentes. Feas. Los monstruos te comerán. El sol te freirá. Tu piel se fundirá de tus huesos.

Ella se empujó para continuar, avanzando centímetro a centímetro. Advirtió el frío que se le filtraba en el cuerpo, destruyendo su capacidad de pensar claramente y se forzó a tratar de regular su temperatura corporal. Cuanto más se alejaba de la cueva de hielo y de Xavier, más se daba cuenta de que su padre debía haber estado ayudándola a mantener su calor corporal.

La subida a la superficie era interminable, las rodillas estaban arañadas y manchadas de sangre cuando alcanzó el siguiente nivel. El tubo se separaba en dos direcciones. No tenía la menor idea de por donde ir. Encima de su cabeza la montaña gimió y crujió con la presión del peso del hielo. Por todas partes, el hielo se rompía y caían fragmentos sobre ella. Se sentó en el empalme del túnel y trató de resolver que camino seguir. No podía sentarse ahí. Xavier enviaría algo terrible detrás de ella. Estaba segura de que ya lo había hecho.

Araña, amiga araña, quien es brillante,
Araña, araña, ayúdame esta noche
Necesito dirección, tengo dudas
Araña, araña, muéstrame la salida

Las diminutas arañas del hielo, mortales, con colmillos venenosos, se apresuraron por las grietas de hielo, dejándose caer hacia abajo consolarla. Se abrieron en abanico, sus cristalinas y sedosas telarañas chispeaban en la oscuridad, captando la luz de una fuente que ella no podía ver y la deslumbraban con muestras de color mientras corrían por las paredes del túnel,
tejiendo redes para mostrarle el camino por el tubo de la mano izquierda.

Oyó arañar detrás de ella y supo que estaba a minutos de ser capturada. Su corazón latía demasiado rápido, golpeando con fuerza en su pecho, la sangre rugía como el sonido del hielo rompiéndose en sus oídos.

Araña, araña, ayúdame ahora
Aparta la amenaza a mí de algún modo.

Un ejército de arañas se apartó del cuerpo principal para correr detrás de ella, tejiendo telarañas rápidamente, construyendo una barrera a través del túnel, gruesa, fuerte y brillante con hilos tóxicos.
Lara trepó detrás de las otras arañas, siguiendo los deslumbrantes hilos sedosos por las paredes. Sin tener que preocuparse por lo que había adelante, o a donde iba, viajó más rápido, arrastrándose con un ritmo rápido acompasado con el latido del corazón. El túnel se orientó hacia mientras se serpenteaba de aquí para allá en varias direcciones, llevándola de vuelta al camino de donde venía y luego bruscamente girando en dirección opuesta. Se abrían aberturas en todas direcciones, era un laberinto por el que sabía que nunca habría podido maniobrar sola. Las arañas lo hacían fácilmente, iluminando el camino con sus hilos brillantes.

El viento le tocó la cara. Las escamas heladas de hielo le mordieron la piel expuesta. Tiritando sin parar y con los dientes castañeteando se arrastró hasta que tuvo poca carne en las rodillas y palmas de las manos. Delante de ella vio luz. Al principio pensó que los ojos le estaban engañando, pero cuando continuó adelante, más luz se derramó en el túnel. Las paredes se ampliaron y el techo fue mucho más alto.

Se detuvo, el cuerpo dolorido y con lágrimas congeladas en la piel. Corrió, cantando.

Araña, araña, gracias a todas,
Os lo debo, lo recordaré
Pedídmelo cuando tengáis gran necesidad
Araña, araña, os haré caso.

Lara aprovechó el ímpetu, corriendo más y más rápido, asustada que ahora que estaba tan cerca, Xavier encontrara un modo de detenerla. La apertura se asomó ante ella y corrió hacia allí, sin ver la caída. Sus pies descalzos y manchados de sangre golpearon el espacio vacío y cayó con un chillido agudo y asustado, cayendo como una piedra a la nieve de abajo.

Aterrizó con fuerza, el aire se escapó de sus pulmones, abrió los ojos de par en par con terror cuando un animal grande se encabritó, golpeando con las patas el aire por encima de su cabeza. Un hombre corrió alrededor del animal, calmándolo con una mano apacible y la miró a la aterrorizada cara manchada de sangre. Su expresión cambió a una de bondad y preocupación. Como si ella fuera un animal asustado, se inclinó lentamente hacia ella y levantó su cuerpo en el calor de sus brazos, canturreando en un idioma que ella no comprendía.
Apareció una mujer, vestida con una falda larga, la atrajo y la envolvió en su chal apretando el tembloroso cuerpo de Lara, hablando con su marido en el mismo lenguaje. El la llevó de vuelta al colorido carromato donde viajaban.

Aclaracion-Disclaimer

La Saga Serie Oscura, es propiedad de la talentosa Christine Feehan.
Este espacio esta creado con el único fin de hacer llegar los primeros capítulos de estas magnificas obras a todos ustedes que visitan el blog. Lamentablemente, en latinoamericano muchos de estos maravillosos ejemplares, no estan al alcance de todos.
Si tienes la posibilidad de conseguir estas historias en tu pais, apoya el trabajo de Christine y compra sus libros. Es la unica manera de que se continue con la publicacion de los mismos.
Gracias por su visita
Mary