Un Ritual lleno de Pasion y Amor

"Te reclamo como mi compañera. Te pertenezco. Te ofrezco mi vida. Te doy mi protección, mi fidelidad, mi corazón, mi alma y mi cuerpo. Tu vida, tu felicidad y tu bienestar serán lo más preciado y estarán por encima de todo siempre. Eres mi compañera, unida a mí para toda la eternidad y siempre bajo mi cuidado”



jueves, 2 de junio de 2011

REUNION OSCURA/CAPITULO 10

CAPÍTULO 10

La música llenaba los pequeños confines de la habitación, derramándose por los pasillos y vagando fuera de la casa. Antonietta Scarletti Justicano giró la cabeza hacia el sonido. Dos pares de pisadas aproximándose. Olió el aire, distinguiendo fácilmente la fragancia familiar de Josef y la desconocida de su acompañante. Mujer... joven... y muy alterada. Le llevó un segundo pasar por alto el miedo que irradiaba la chica para sentir la alarma igual de Josef. Alzó los dedos de las teclas de marfil y se giró hacia ellos.

—¿Josef? ¿Qué pasa?

Skyler comprendió instantáneamente que Antonietta no podía verlos realmente. Era casi impropio de un cárpato tener cualquier defecto físico. Intentó recordar lo que sabía de la tía de Josef. Había sido una famosa pianista antes de que Byron la reclamara y convirtiera y había estado ciega la mayor parte de su vida. Skyler se acercó más a ella en un intento de ponérselo más fácil.

—Soy Skyler Daratrazanoff, la hija de Francesca y Gabriel. —No hacía la declaración con frecuencia, pero le encantaba decirlo en voz alta.

—Encantada de conocerte, cara —dijo Antonietta, su voz era tan musical como sus dedos—. Por favor contadme lo que os ha alterado.

—Un vampiro atacó a Skyler —explotó Josef.

Antonietta extendió la mano hacia su ella. Instintivamente, antes de poner contenerse, Skyler retrocedió.

—Estoy bien. Dimitri lo mató.

—Y después la tocó. La lamió. —Había disgusto en la voz de Josef—. A duras penas conseguimos salir vivos de allí. Tenía una manada de lobos con él y los lobos iban a matarnos.

¡Byron! Antonietta convocó a su compañero inmediatamente.

—¿Josef, alguno de vosotros está herido de algún modo? ¿Has llamado a Gabriel?

—¡No! —protestó Skyler—. Por favor, no lo hagas. Ninguno de nosotros está herido. La sangre del vampiro me salpicó las manos y me quemó a través de los guantes. Dimitri estaba sanando las quemaduras cuando Josef le vio. Josef lo malinterpretó.

—No malinterpreté que me desnudara sus dientes, Skyler —exclamó Josef—. Tú no le viste. Había muerte en sus ojos cuando me miró.

—Me salvó la vida —declaró Skyler.

—Tu corazón está palpitando muy rápido y alto —señaló Antonietta—. Creo que estás mucho más asustada de lo que quieres admitir.

—Del vampiro —insistió Skyler.

Un hombre alto y guapo entró a zancadas en la habitación.

—¿Vampiro? —Miró fijamente de su sobrino a su compañera, y rodeó la cintura de Antonietta con su brazo.

Al instante Antonietta pudo ver a los demás ocupantes de la habitación. La mayor parte del tiempo, cuando estaba cansada, podía ver sombras por sí misma, suficiente para que sus otros sentidos amplificados supieran quién y qué la rodeaba, pero a veces simplemente no se molestaba. Estaba acostumbrada a un mundo sin visión, y a manos que Byron le proporcionara ojos, era difícil recordarlo continuamente y mantener su visión. Un vampiro atacó a esta jovencita y Josef parece pensar que Dimitri, su rescatador, se comportó después inapropiadamente, aunque ella reclama que estaba sanando sus manos.

Byron se extendió inmediatamente hacia los demás cárpatos por su vínculo telepático común de comunicación esparciendo las noticias del ataque de un vampiro. La respuesta de Gabriel fue aguda e instantánea.

—Tu padre está de camino —anunció Byron en voz alta, incluso mientras extendía el brazo en busca de las manos de Skyler, cogiéndole los dedos antes de que ella se apartara y los levantara para su inspección. Viejas cicatrices cruzaban la piel, subiendo por los antebrazos en lo que obviamente eran heridas defensivas. La visión de semejante abuso en una joven la enfermó. En el dorso de sus manos habían marcas más nuevas, recientemente sanadas, débiles, pero reveladoras.

Skyler apartó las manos de un tirón, temblando visiblemente.

—Os lo dije, él sanó mis quemaduras—. Se puso las manos a la espalda, fuera de la vista—. Fue horrible.

Gabriel se materializó en la habitación sin preámbulos, extendiendo la mano hacia ella, empujándola contra él, deslizando las manos sobre ella buscando daños.

—Tienes mucho por lo que responder, Skyler Rose.

—Se ha llevado un susto terrible —dijo Antonietta intercediendo.

—Algún desconocido estaba todo sobre ella —dijo Josef, frunciendo el ceño con desaprobación. Se irguió en toda su estatura—. La seguí porque actuaba de forma divertida y un vampiro la atacó. Pero yo no pude hacer nada.

—¿Nada como llamarme? —interrumpió Byron—. No recuerdo llamadas o gritos pidiendo ayuda.

—Yo tampoco —dijo Gabriel, reteniendo el apretón sobre su hija. La amenaza de un vampiro poniendo sus manos sobre Skyler era suficiente como para que le salieran canas en el pelo—. ¿Qué estabas haciendo fuera sin protección? ¿Se te advirtió que estabas en peligro, pero decidiste ignorarlo? Ignoraste una orden directa de tu madre y mía.

Skyler se aferró a él. En medio de un mundo tan caótico, él era una torre de fuerza... siempre y para siempre su roca.

—Lo siento —susurró. No pude evitar acudir a él. Había tanto dolor. Yo conozco el dolor y no podía ser la causa.

Un lento siseo se le escapó a Gabriel. Sus dedos acariciaron incluso mientras la castigaba con su furia paternal. Parte de él quería sacudirla, la otra parte quería abrazarla, consolarla, mantenerla a salvo. ¿No pensaste en confiar en Francesca... o en mí? Podrías habernos pedido ayuda para tratar con esto, Skyler.

¿Había dolor en su voz? ¿Era su destino hacer daño a todos los que le importaban?

—Lo siento mucho —dijo una segunda vez en voz alta—. No podía pensar con claridad. —Era la verdad... y la única excusa que tenía para ofrecer.

—Cuéntanos exactamente lo que ocurrió —dijo otra voz. Skyler levantó la mirada para ver a Mikhail y Lucian de pie cerca. Ambos sombríos—. Si Dimitri te asaltó, Skyler, debes contárnoslo —añadió el príncipe.

—¡No! —Gritó la palabra, una ráfaga de adrenalina atravesó su riego sanguíneo. Todo el mundo estaba mirándola, acosándola. Apenas podía respirar, apenas podía hablar—. Intentó sanarme. ¿Por qué no me escucháis?

—Si valoráis vuestras vida —interrumpió otra voz—. dejaréis en paz a mi compañera. Pude sentir su malestar irradiando desde el bosque y la estáis abrumando, presionándola para que os cuente lo que debería ser preguntado a un cazador. —Dimitri estaba de pie alto y erguido en el umbral de la puerta abierta. Su largo pelo flotaba en la ligera brisa y unos pocos copos de nieve salpicaban su cabeza y hombros.

Gabriel empujó a Skyler hacia Antonietta.

—Creo que aceptaré tu explicación —dijo a Dimitri entre los dientes apretados—. Antonietta, si fueras tan amable de llevarte a mi hija a tu cocina y asegurarte de que bebe algo dulce como un zumo de naranja. Tiene que ser natural.

—Gabriel —protestó Skyler.

Ve con ella. Es mi deber y privilegio asegurar tu seguridad y tengo intención de hacer eso mismo. Discutiremos esto luego.

—Me salvó la vida —dijo Skyler desafiante, recorriendo con la mirada la habitación llena de cazadores cárpatos—. Él me salvó la vida.

Antonietta ignoró la pequeña duda automática por parte de Skyler y puso un brazo alrededor de la chica.

—Creo que tu hombre puede manejar solo a este grupo. —Ponte de su lado, Byron. Por favor. Parece muy solo. Lanzó una sonrisa confiada a Skyler—. Puedo ver cuando me empeño. No voy a darte algo como aceite de oliva para beber en vez de zumo de naranja.

Skyler fue con ella, pero se detuvo en el pasillo que conducía a la cocina. Miró atrás, su mirada preocupada se encontró con la de Dimitri.

Estaré bien, lyubofmaya, ve con la mujer y déjame aclarar las cosas con estos hombres... y con tu padre.

Por favor no hagas daño a nadie... ni dejes que te hagan daño. No podría soportarlo. Miró fijamente a Gabriel. Él estaba observándola a ella... no a Dimitri, y tenía un ceño en la cara. Le estaba desobedeciendo de nuevo. Agachó la cabeza y se giró para seguir a Antonietta.

Tu padre y yo llegaremos a un entendimiento, Skyler. Agradezco que me defiendas. Y quédate lejos del chico. Está celoso y es capaz de provocar problemas que no puede concebir.

Skyler no supo qué decir a eso. Josef había actuado como si estuviera celoso, pero no estaba enamorado de ella. Ella creía que era más probable que se sintiera solitario... como ella... y no quisiera perder a una amiga.

Estaba oscuro en la cocina y Antonietta olvidó encender las luces, así que Skyler intentó hacerlo discretamente.

—Gabriel está realmente enfadado conmigo esta vez. Me marché como una idiota, pero mi mente estaba nebulosa. Solo podía pensar en llegar al lobo.

Antonietta sacó zumo de naranja de la nevera.

—¿Al lobo? ¿O a Dimitri?

Skyler frunció el ceño, frotándose las sienes.

—No sé. Creía que a Dimitri, pero seguí el aullido del lobo.

—¿Y Dimitri no era el lobo?

Skyler se estremeció y sacudió la cabeza.

—El lobo parecía estar atrapado en una trampa de acero, la pata sangraba. Quise ayudarle, pero entonces cambió a algo horrendo y Dimitri llegó y luchó con él.

—Debe haber sido terrible. —Antonietta comunicó la información a Byron para que se lo dijera a los otros—. Eso no me suena bien, —informó a Skyler—. Aquí, siéntate. Todavía tiemblas.

Skyler cogió una silla y se sentó, sorprendida de que sus piernas estuvieran tan flojas.

—Intenté resistirme pero no llamé a Gabriel o Francesca pidiendo ayuda y debería haberlo hecho.

Antonietta se sentó frente a ella.

—Suena un poco a compulsión, ¿no crees? ¿Pero cómo te habría elegido el vampiro? Habría tenido que tener acceso a tu mente... a tus pensamientos... para tenderte la trampa con algo que te resultara familiar.

—Antes intenté rastrear una oleada de poder. Llegaba desde el hotel, así que pensamos que era alguien de allí, pero quien fuera que estuviera utilizando energía, me cogió, y quizás tocaron mi mente lo suficiente como para saber que me encantan los lobos. —Se mordió el labio—. Y que estaba preocupada por Dimitri.

No creen que se produjera un segundo ataque tan pronto... o que esto fuera un vampiro. Creen que alguien de la sociedad humana estaba tendiéndole una trampa... al menos esa es la explicación que están dando a su compañero. Él está enfadado y con razón. Tiene derecho a exigir que esté protegida todo el tiempo, resguardada más que ninguna otra si le niegan su derecho a reclamarla en este momento. Mikhail no tiene más elección que acceder a sus deseos. Byron intercambió la información con Antonietta, sabiendo que a ella no le gustaba que la mantuviera "en la oscuridad" sobre nada. Durante mucho tiempo su familia le había guardado secretos. Él se negaba a hacerlo. Su compañera tendría cualquier conocimiento que tuviera él, siempre. Le envió calidez y amor, asegurándole que la niña no sufriría daño.

Puedo sentir como crece su miedo, Byron. Todos tienen que ser amables con ella. Acercó más el vaso de zumo de naranja a la mano de Skyler.

—Bebe. Te sentirás mejor.

Skyler le lanzó una pequeña sonrisa.

—Es fácil hablar contigo. Los demás solo gritan y no me escuchan. Josef fue valiente al interferir, pero no está diciendo exactamente la verdad. No está mintiendo, pero hace que suene como si Dimitri hubiera hecho algo malo.

Profundamente en su interior, se estremeció, recordando la sensación de la boca de Dimitri contra su piel, su lengua dejando caricias de terciopelo sobre sus heridas. El calor se apresuró a través de sus venas, enviando consciencia a su más profundo centro femenino. Diminutas chispas de electricidad se deslizaron sobre su piel y sus pechos zumbaron. Se ruborizó, agradeciendo que Antonietta no pudiera ver muy bien.

—¿Te gusta Dimitri? —preguntó Antonietta.

—Me confunde. En un momento parece el hombre más amable sobre la faz de la tierra, y al siguiente es como un demonio, peligroso y listo para matar en un instante.

—¿Cuando estaba luchando con el vampiro?

Skyler sacudió la cabeza.

—Creo que podría haber aceptado eso, pero no, con Josef. Josef es... solo Josef. Es dulce y divertido y bastante más listo de lo que la gente cree. Habría luchado por mí y Dimitri es... grande... fuerte... ya le viste. Aún así, Josef pensó en rescatarme.

—Debería haber llamado a Byron y tú deberías haber llamado a Gabriel —señaló Antonietta.

—Lo sé.

—Josef está atravesando un periodo difícil de su vida. Pasa demasiado tiempo relacionándose en Internet en vez de con gente. Necesita mejorar sus habilidades sociales. Al conoceros después de tantos meses de comunicación continua... es como si ya fuera tu amigo.

Skyler encontraba a Antonietta más difícil de leer que a la mayoría, pero estaba segura de que la conversación era sobre ella y la forma en que se ocultaba de la vida al igual que sobre Josef.

—Bueno, al menos no tengo que preocuparme por el vampiro. Ahora está muerto. Estoy segura y todo el mundo, Josef incluido, puede respirar tranquilo.—Esperaba que el hecho de que Dimitri hubiera destruido la amenaza sobre ella evitaría que Gabriel se enfadara tanto.

Ella está muy segura de que la amenaza ha desaparecido, compartió Antonietta.

Lo dudo mucho. Definitivamente ella era el objetivo y esta es la segunda vez. Dimitri dice que el vampiro se había convertido solo hacía un mes o menos, que no había dominado sus poderes. La mayoría de los vampiros novatos son utilizados como peones por uno mucho más poderoso. Sabemos que están en esta zona, y ningún novato lo habría intentado con tantos cárpatos. Fue enviado por algún otro para comprobar las aguas.

La mano de Antonietta revoloteó graciosamente hacia su garganta. Entonces la joven Skyler está más en peligro que nunca. Seguramente alguien se lo dirá. Es injusto dejarla creer que está a salvo. De veras, Byron, yo querría saberlo.

No dudo de que se lo contarán cuando este lío se aclare. Yo no querría oponerme a Lucian y Gabriel, especialmente cuando están unidos, pero Dimitri ha crecido en fuerza como para dejarse amilanar. Se ha enfrentado a los hermanos Daratrazanoff e invocado sus derechos. No cederá en absoluto ni hará ninguna concesión. Culpa a Gabriel por permitir que Skyler se pusiera en peligro, y en verdad, Antonietta, ¿qué puede decir Gabriel en respuesta? Es su exclusiva responsabilidad mantenerla a salvo, como su hija y ciertamente como compañera de Dimitri. Sea lo que sea lo que ocurrió con el paso de los siglos, ha convertido a Dimitri en un guerrero fuerte y letal. Podría forzar una orden de Mikhail o llevársela con él.

Es demasiado joven... está demasiado herida. Necesita tiempo para sanar, Byron.

Creo que Dimitri es consciente de eso. No está exigiendo su derecho a unirla a él, solo que cumplan con cada uno de sus deseos.

—¿Estás hablando con tu compañero, verdad? —supuso Skyler astutamente.

—Byron —ayudó a Antonietta—. Si, está compartiendo información conmigo. Tenemos una sociedad. Me prometió que siempre me trataría como a una igual y lo hace incluso cuando los demás creen que no debería. Estoy acostumbrada a una cierta forma de vida y Byron nunca me ha pedido que la deje.

—¿Te hace feliz?

—Muchísimo. No puedo imaginar mi vida sin él. No tendría vida sin él.

—¿Y qué está pasando allí? Están todos bastante enojados. Ninguno de ellos está trabajando mucho en bloquear sus emociones. —Skyler alzó su mirada hasta la de Antonietta. La mujer estaba devolviéndole la mirada y viéndola... viendo más de lo que Skyler quería que viera nunca nadie—. Es por mí, ¿verdad?

La sonrisa de Antonietta fue amable. Sacudió la cabeza, atrayendo la atención a la gruesa trenza de pelo recogida intrincadamente.

—Es porque son hombres. Un vampiro atacó a una de sus mujeres y todo debe ser aclarado, planear una estrategia. Principalmente, es un montón de cazadores en cercana proximidad de otros. Deberían decirte simplemente que tienes que ser protegida a cada momento y apelar a tu buen juicio para saber que tienen razón.

—Pero... ¿el vampiro no está muerto? Vi a Dimitri incinerar el corazón. —Su pulso estaba palpitando de nuevo. No iba a enfrentarse a otro vampiro.

—Fue demasiado fácil de matar. Eso normalmente significa que otro le envió como peón sacrificable. Si te coge, perfecto, pero es una distracción para atraer nuestra atención lejos del ataque real.

Skyler tomó un pequeño sorbo de zumo de naranja. Nunca era fácil comer o beber. La cosas siempre olían bien, pero su estómago se rebelaba con frecuencia.

—Gracias por no tratarme como a una niña. Tendré mucho cuidado. Pero ya sabes... aunque me hayan atacado dos veces, podría ser simplemente porque yo resultaba conveniente. Tenían un rastro hasta mí. Sabían que conseguirían de mí una respuesta y lo utilizaron. Todo el mundo me ronda a mí, pero podrían ir a por el príncipe... o a por algún otro importante.

De boca de un bebé. Respondió Byron cuando Antonietta le relató el comentario de Skyler. Doblaremos la guardia sobre Mikhail. No será fácil, no le gustará.

—Es duro saber que hay tanta maldad en el mundo —dijo Antonietta—. Creo que la mayor parte de los adultos protegen a sus hijos tanto como es posible de esa verdad.

Skyler jugó con el vaso, girándolo primero a un lado y después al otro.

—Yo lo aprendí pronto, y no es como si pudiera volver atrás y fingir que todo ha desaparecido. No quiero hacer esto... esta cosa de la Navidad. Nunca he tenido una Navidad.

—¿Con un árbol y una cabalgata y la llegada de Santa Claus? —Antonietta estaba atónita—. Es muy divertido. Una razón maravillosa para unir a toda la familia y celebrar la vida. Cualquier excusa es genial, y este es el momento perfecto del año.

—Eso es lo que dice Francesca —Skyler apoyó la barbilla en la palma, con los codos apoyados en la mesa—. Gregori va a hacer de Santa Claus. ¿Le has conocido?

—Le he visto unas pocas veces. Byron y Jacques son buenos amigos y Gregori visita a Shea con frecuencia. Ella va a tener su bebé en cualquier momento y todo el mundo está ansioso por ello. No parece un candidato probable para hacer el papel.

—Esa es una declaración comedida —Una pequeña sonrisa se escapó por primera vez. Skyler hizo una pequeña mueca—. Espera a que Sara y Corrine oigan que Gregori va a hacer de Santa. Han estado convenciendo a todos los niños para que se sienten en el regazo de Santa.

Antonieta estalló en carcajadas.

—Oh, querida. Eso puede ser malo.

—Va a haber unos cuantos niños llorones esta noche —predijo Skyler. Inhaló profundamente, por primera vez se relajó lo suficiente como para notar lo que la rodeaba—. ¿A qué huele? Es maravilloso.

—Mi ama de llaves me dio la receta de un plato de pasta cremoso maravilloso —Antonietta rió invitadoramente—. Josef y Byron me ayudaron a prepararlo. Deberías habernos visto. Yo no podía ver realmente los ingredientes, así que Byron los leía y Josef me los alcanzaba.

—Oh, no. —La sonrisa de Skyler se mostró de nuevo, esta vez más amplia, alcanzando los ojos—. Probablemente no sabía que eran.

—Ni Byron tampoco. No creí que el hecho de que no supieran para que eran los condimentos ni ninguna otra cosa importara mucho. Nuestro primer intento terminó en un agujero en el patio trasero.

—Francesca y yo hicimos casas de jengibre e insistimos en que Gabriel nos ayudara. Fue divertido verle tan indefenso. Siempre es tan invencible.

—Eso es bueno, Skyler —señaló Antonietta—. Los hombres han terminado con su tranquila y bien ordenada discusión.

Hubo un momento de silencio y después ambas mujeres rompieron a reír. Skyler esperó un latido de corazón y Gabriel estuvo a su lado, ofreciéndole la mano y ella la tomó inmediatamente.

—Lo siento, Gabriel. De veras no pude pararme a mí misma.

—Lo sé, pequeña. No estás metida en ningún lío, aunque estoy pensando en atarte a mi costado. Francesca necesita verte. Está ansiosa.

Skyler asintió.

—¿Dónde está Dimitri? ¿No te peleaste con él, verdad? ¿De veras sabes que me salvó la vida?

—Es difícil para un cárpato engañar a otro. Dimitri dice la verdad. Pensó que era mejor no molestarte más. —Gabriel lanzó una sonrisa hacia Antonietta, extendiéndose para cogerle la mano e inclinándose sobre sus dedos—. Antonietta, como siempre, ha sido un placer verte. Gracias por cuidar de mi hija.

—Fue un placer —dijo Antonietta—. Es siempre bienvenida.

—¿Vamos a oírte tocar esta noche?

—Me pidieron que tocara. No estoy segura de que los niños lo aprecien, pero he oído que Gregori hace de Santa Claus, esto puede ser la única cosa que los consuele.

Josef entró corriendo en la habitación, intentando resbalar hasta detenerse y golpeando a Gabriel, que lo cogió por la pechera de la camisa y lo estabilizó. Josef no pareció notarlo.

—¡Skyler! Temía que te hubieras ido. Paul y Ginny están esperándonos en su casa. Tenemos que darnos prisa. Prometí a Sara que la ayudaría con los trajes.

—Skyler tendrá que encontrarse contigo allí —dijo Gabriel firmemente—. La llevaré yo mismo —añadió antes de que nadie pudiera protestar—. Francesca quiere verla.

Josef frunció el ceño.

—No crees que pueda cuidar de ella.

—Nadie tiene que cuidarme —protestó Skyler, fulminando a Josef con la mirada—. No soy un bebé.

—Él solo quería decir protegerte de cualquier peligro... —intervino Antonietta apresuradamente—. Josef, Skyler se encontrará contigo allí en unos minutos. Ten cuidado tú también. —Sonrió hacia Byron cuando este se materializó junto a ella, habiendo escoltado a los hombres fuera. Él le pasó el brazo alrededor de su figura curvilínea y ultra femenina y dejó caer un beso en su coronilla.

Siguieron a Gabriel y Skyler hasta la puerta para despedirse. Byron empujó a Antonietta a sus brazos.

—¿Qué es? Puedo sentir como empiezas a agitarte, pero no puedo leer por qué. —Sus manos le enmarcaron la cara, los pulgares se deslizaron sobre la piel—. Lamento que nuestra casa fuera invadida justo cuando estabas componiendo. Se que es muy importante para ti tener silencio mientras trabajas.

—No es eso. Y por otro lado, Josef nunca se está callado. —El joven cárpato se quedaba con ellos la mayor parte del tiempo. Disfrutaba de Italia y el palacio donde residían. Principalmente, Antonietta creía que admiraba a Byron y quería estar cerca de él. Había veces en que tenía exactamente la misma expresión en la cara e imitaba los gestos de Byron. Byron le prestaba atención, trabajaba con él en sus habilidades cárpato... mostraba interés.

Me exaspera sin fin.

Le quieres y él lo siente. Te necesita.

Byron soltó un resoplido nada elegante.

—Josef, si crees alguna vez siquiera por un momento que tu vida está en peligro, llámame a mí y a todos los demás hombres de los alrededores. No tiene sentido ocuparse de un vampiro a tu edad. Tienes el valor, pero todavía no las habilidades. —Miró al joven con ojo severo—. ¿Tengo tu palabra?

Josef asintió.

—Si. —Empezó a salir por la puerta, se dio la vuelta hacia Byron con lágrimas brillando en sus ojos por un breve momento antes de lograr controlarlas—. ¿Casi hago que la maten, verdad? Debería haberte buscado en el minuto en que vi al lobo atrapado cambiar. Todo ocurrió tan rápido. —Agachó la cabeza—. No pude moverme. En absoluto. No tengo valor, Byron. Tuve miedo.

—Se supone que tienes que tener miedo. Nadie lo hace todo bien en su primer encuentro con un vampiro. Dimitri es un cazador y uno endemoniadamente bueno. Lo ha estado haciendo durante siglos sin ninguna ayuda, pero puedo asegurarte que con su primer vampiro, seguramente se quedó tan congelado como tú.

—¿Tú también?

Una sonrisa fugaz cruzó la cara de Byron.

—Jacques y íbamos juntos y nos sentíamos bastante arrogantes hasta que esa cosa se materializó en el aire y nos mostró un bocado de dientes negros y puntiagudos. Creo que a ambos nos dio un ataque al corazón en ese momento. —Revolvió el pelo de Josef—. Estás bien. E hiciste lo que pudiste por protegerla de Dimitri.

—No solo la estaba sanando. —dijo Josef—. Fue una flagrante seducción.

—Es su compañero, Josef. Tienes que respetar eso.

Josef frunció el ceño y cerró la puerta de un golpe. Byron suspiró.

—Así me va haciendo de padre amable. Desearía que mi hermana se hiciera cargo de ese chico.

—No, no es cierto. —Antonietta se inclinó hacia él, haciendo que sus suaves pechos le rozaran el pecho, moviendo los dedos a través de su pelo—. Estás portándote como un buen tío.

—Me vuelve loco. No puedo recordar haber sido nunca así.

Antonietta entrelazó los dedos con los de él mientras se dirigían de vuelta a través de la casa hasta la acogedora guarida donde disfrutaban juntos de paz. Su familia en Italia era una tremenda cantidad de responsabilidades. La familia de Antonietta vivía con ellos y era siempre un drama.

—Siento al jaguar, Byron —confesó Antonietta sin mirarle. Se presionó la mano sobre el pecho—. Profundamente dentro de mí, respondiendo a algo en el aire. Me está... arañando. Mi visión es peor de lo normal, pero puedo ver con los ojos del jaguar.

Byron sabía que la familia Scarletti, los antepasados de Antonietta provenían de una línea directa de gente jaguar. El felino siempre estaría en ella. Se inclinó hacia adelante y le tomó ambas manos entre las suyas para llevarse los dedos a la boca.

—¿Cuándo empezó esto?

—Hace unas cuantas horas. Al principio solo me sentí inquieta y nerviosa, pero ahora parece más como un humor caprichoso, un deseo de atacar, un salvajismo, no puedo explicarlo adecuadamente. —Parecía miserable—. Creía haber acabado con todo eso.

—Eres cárpato, Antonietta y el jaguar no es malvado. Hay algo que lo hace así, pero ahora mismo, lo más importante es averiguar qué está removiendo al felino en ti. —Miró por la ventana a las nubes tormentosas—. Faltan solo un par de horas hasta que nos encontremos con los aldeanos para este desfile y la comida en la posada. Tenemos que estar listos para cualquier peligro que aparezca en nuestro camino.

Ella se pasó una mano por el pelo.

—Siempre he sido capaz de controlar al jaguar, pero está luchando conmigo, intentando escapar, y creo... —Su mirada encontró la de él—. Creo que es peligrosa.

—Nunca harías daño a nadie, Antonietta —la tranquilizó.

—No lo entiendes. Está intentando hacerme daño a . No la dejo salir y está furiosa.

La mirada de Byron se entrecerró y se sentó recto. Envió cada sentido a la noche, escaneando, leyendo, intentando encontrar un rastro sutil de poder influenciando la parte de Antonietta que era el jaguar. Podía sentir una pequeña agitación en el aire, pero con tantos cárpatos juntos, era imposible decir si la agitación estaba manipulando al felino en su compañera.

—He oído rumores de que los Trovadores Oscuros están teniendo problemas con los leopardos que llevan con ellos —dijo—. Los felinos atacaron a un miembro de la banda y amenazaron a varios más. Los enjaularon y nunca lo habían hecho. Incluso Darius está teniendo problemas para controlar el comportamiento de los felinos.

Antonietta frunció el ceño.

—¿Qué haría eso? ¿Y los demás? ¿Uno de los hombres cárpatos no tiene una mujer que es completamente jaguar? ¿Qué le está pasando a ella?

—Si, Julietta. También está Natalya, la mujer de Vikirnoff. El tigre es fuerte en ella —Byron empujó a Antonietta a sus brazos para consolarla—. Ven conmigo.

—¿Adónde? —Él se movía hacia la puerta y su corazón revoloteó de miedo—. Byron, no quiero arriesgarme.

—El felino sabrá de donde llega el poder. Podrá rastrearlo de vuelta a su fuente.

—Pero no estoy segura de ser lo bastante fuerte como para controlar al jaguar. —En todos sus años humanos con el felino dentro, siempre luchando por salir, nunca había temido al animal. Hasta ahora. Se estremeció. La nieve estaba empezando a caer una vez más, pero era el miedo más que el frío lo que la hacía estremecer.

—Podemos controlarla juntos. Mantén tu mente fundida con la mía todo el tiempo, incluso si el felino se resiste —dijo él.

Por alguna razón, recuerdos de la conversión la asaltaron. Había sido particularmente difícil y dolorosa, el jaguar había luchado con la sangre cárpato. Rompió a sudar.

—¿Byron, estás seguro?

—Si tienes miedo de que no podamos controlar esto juntos, llamaré a Jacques. Juntos, nada nos derrotará. No podemos ir a la fiesta bajo una influencia de la que nada sabemos.

Se extendió hacia la mente de Byron con la propia, deslizándose en ella con facilidad. Era algo extremadamente íntimo, y como siempre su cuerpo reaccionó a la cercanía. Era suficiente mujer como para disfrutar los pensamientos e imágenes eróticas de ella, la forma en que él veía sus curvas con lujuria en vez de desear a una mujer más delgada. Le encantaba su pelo, su textura y color. Disfrutaba soltando la elaborada trenza justo como acababa de hacer.

Llevó un momento ajustar las dos mentes igualando la supremacía para que se fundieran naturalmente y Antonietta se extendió para abrazar al jaguar, permitiéndola liberarse. Brotaron garras desenfundadas, con una caótica necesidad de saltar por el prado cubierto de árboles. Byron se paseó fácilmente junto a ella ignorando las advertencias que salían retumbando de la hembra. No iba a permitir que Antonietta saliera de su vista.

El jaguar hembra redujo el paso, colocando cada pata cuidadosamente en la nieve en polvo, pero adentrándose sin dudar en lo más profundo del bosque. Se estaban moviendo en la dirección general de la posada que estaba todavía a varias millas de distancia. Que Byron supiera, solo había un par de casas en la dirección en la que iban. La casa de Gregori estaba alta en las montañas, rodeada por una arboleda y grandes rocas. Estaba protegida del clima y los enemigos por tres lados, e incluso un excursionista a yardas de distancia podía ser divisado. Gregori había tejido salvaguardas alrededor distorsionando la imagen para cualquier enemigo potencial.

Jacques y Shea vivían en la segunda casa. Esta también estaba aislada. Jacques todavía necesitaba espacio entre él y el resto de la población. Shea y Savannah eran buenas amigas y se visitaban la una a la otra, pero incluso sus casas estaban a millas de distancia. Jacques había construido una casa muy elegante casi en el interior de la montaña misma. Incluso desde el aire era imposible verla.

El felino alzó la cabeza y olisqueó el aire varias veces. Estoy buscando un olor en particular.

¿Qué es? Byron podía sentir la urgente compulsión en esto pero no podía encontrar el hilo conductor.

Antonietta no le contestó de inmediato, y cuando lo hizo mostró cierta renuencia. Está persiguiendo a su presa.

El jaguar hembra se impulsó con las patas y saltó sobre un leño caído, deteniéndose por un momento para mirar hacia las montañas, hacia la casa de Gregori, y después giró la cabeza en dirección a la otra casa.

Profundamente en el cuerpo de jaguar, Antonietta jadeó. ¡Byron! ¿Sientes esa oleada? ¿La ansiedad?

¿Qué persigue?

El bebé. Va a por el bebé de Shea. Eso significa que los leopardos de Darius están siendo empujados a atacar a Shea. Quienquiera que sea no sabe nada de mí. La compulsión está dirigida a los felinos.

Byron se extendió por el vínculo privado que compartía con su amigo de la niñez. Jacques. Óyeme. Compartió la información, los sentimientos que Antonietta había experimentado al igual que sus miedos. Tenemos que proporcionar esta información a todos los cárpatos, pero una vez lo hagamos, Shea lo oirá. ¿Necesitas tiempo para soltarle la noticia amablemente?

A Byron le disgustaba aumentar el nivel de estrés de la pareja. Ambos estaban aterrados por la cercanía del parto... y con razón. Ahora tenían que preocuparse por un enemigo que podía manipular a animales y que lo estaba haciendo con la intención específica de hacer daño a su hijo.

Extiende la noticia, Byron. Debemos averiguar más de este enemigo antes de que Shea de a luz. Me temo que será esta noche. Hubo un pequeño silencio, y después Jacques suspiró. Ella ya está luchando contra ello, deseando mantener a nuestro hijo a salvo dentro el útero.

¿Estás seguro de que es un niño?

Si. Tengo un hijo. Es fuerte y quiere venir al mundo, pero Shea le está reteniendo. Saber que un enemigo ha atacado específicamente a nuestro hijo lo hace más difícil.

Tiene mi protección también. Estaré a tu lado, listo para luchar.

Te lo agradecemos, viejo amigo. Había cansancio en la voz de Jacques. Por favor da la gracias a Antonietta. Debe haberle sido difícil conseguir que el felino le revele esta información. Sin su esfuerzo no sabríamos que un enemigo está a punto de golpear. Shea le envía su agradecimiento también.

Byron compartió la respuesta con su compañera mientras ambos ejercían presión sobre el jaguar para que volviera hacia la casa. Inmediatamente, la advertencia llegó a todos los cárpatos por el vínculo común de comunicación, y sintió una oleada de orgullo por Antonietta.

La hembra gruñó, resistiéndose a la orden. Byron se acercó más, y al instante Antonietta respondió, captando sus pensamientos. Había formas mucho más placenteras de distraer al felino de la lucha. Byron cambió de forma rápidamente. El macho jaguar empujó a la hembra, rozándole la barbilla a lo largo del lomo, y la hembra se alejó corriendo de él, lanzándole una mirada incitadora sobre el hombro. Corrieron de vuelta a la casa, el calor superaba a la necesidad de cazar.

Para cuando cambiaron de vuelta a sus propias formas, estaban firmemente entrelazados uno con el otro, las bocas soldadas y las manos de él tirando de la intrincada trenza de su pelo.

No hay comentarios:

Aclaracion-Disclaimer

La Saga Serie Oscura, es propiedad de la talentosa Christine Feehan.
Este espacio esta creado con el único fin de hacer llegar los primeros capítulos de estas magnificas obras a todos ustedes que visitan el blog. Lamentablemente, en latinoamericano muchos de estos maravillosos ejemplares, no estan al alcance de todos.
Si tienes la posibilidad de conseguir estas historias en tu pais, apoya el trabajo de Christine y compra sus libros. Es la unica manera de que se continue con la publicacion de los mismos.
Gracias por su visita
Mary