Un Ritual lleno de Pasion y Amor

"Te reclamo como mi compañera. Te pertenezco. Te ofrezco mi vida. Te doy mi protección, mi fidelidad, mi corazón, mi alma y mi cuerpo. Tu vida, tu felicidad y tu bienestar serán lo más preciado y estarán por encima de todo siempre. Eres mi compañera, unida a mí para toda la eternidad y siempre bajo mi cuidado”



martes, 19 de julio de 2011

CAZADORA OSCURA/ESCENA ELIMINADA 3

Tercera escena eliminada de Cazadora Oscura


NO ME HAGAS LLORAR, PAPÁ


- Ellas están susurrando otra vez, Gregori – dijo Savannah con una pequeña sonrisa en su rostro – En su propio lenguaje… y me temo que no es nada bueno.

- Ellas están en incubadoras, Savannah – señaló Gregori, mirando por sobre los cubículos gemelos en los que sus niñas se encontraban – no es como si se pudiesen meter en problemas.

La ceja de Savannah se alzó y Gregori frunció el ceño hacia ella.

- ¿Qué? ¿Qué podrían hacer?

- Si alguien no permanece en el cuarto con ellas cada segundo, Anastasia encuentra la manera de entrar al incubador de Anya. – El volvió a mirar a los bebés antes de responder:

- No hay forma de que eso sea posible. Ellas caben en mi palma. Anastasia tendría que remover el tubo de oxígeno, flotar dentro de la otra incubadora y luego reconectarlo; ella nació demasiado pronto y tiene solo una semana. Eso es imposible.

- Y aún así, seguimos encontrándola en el incubador de Anya – dijo Savannah. Gregori dio un paso más cerca de los pequeños cubículos, vaciló, y empujó su mano a través del negro cabello antes de dejarlas descansar ambas sobre sus muslos.

- Dile que pare.

- Ya lo hice

- Prohíbeselo

- ¿Y exactamente qué planeas hacer si ella desobedece?

- Bien, ella… - el se revolvió – Savannah, tú no puedes permitirle seguir haciéndolo. Podría ser dañino para ella. Simplemente razona con ella.

- Ya he tratado de razonar con ella. Tal vez necesite que lo hagas tú.

Gregori cuadró los hombros y puso su cara más severa…

- Cielo – advirtió Savannah – no puedes asustarla. Te ves como si fueras una nube de tormenta… tal vez, deberías intentar ser dulce con ella.

- ¿Fuiste tú dulce con ella?

- Por supuesto

- Y no veo que eso haya hecho mucho bien – El avanzó a través del cuarto, su pecho henchido, los ojos plateados fulgurando peligrosamente – Anastasia, no tienes permitido, bajo ninguna circunstancias, flotar sobre el incubador de tu hermana. ¿Entendido, jovencita? Lo prohíbo absolutamente, y me rendirás cuentas si me desafías.

Su voz era baja pero contenía un rugido como un trueno. Su hija se quedó mirándolo fijamente con sus enormes ojos azul violetas, recordándole tanto a los de su madre; su rostro se arrugó, la pequeña forma de corazón de su boca se tornó temblorosa y su labio inferior se sacudió… y luego ambos labios se abrieron. La carita se contrajo más…

Un bajo, débil lamento salió de su boca… y entonces ella empezó a llorar en serio.

El corazón de Gregori casi se detuvo dentro de su pecho.

- ¡Savannah! ¡Vuelve aquí! – el llanto se hizo mas alto, sonando aún mas triste. Ahora su corazón tartamudeaba y su boca se secó - ¡Savannah! Veriak ot en Karpatiiak—por la sangre del Príncipe. ¡Regresa aquí en este instante!

Anya añadió su propio llanto al de su hermana. Savannah barreó la mirada a su compañero

- ¿Qué está pasando? ¿Acabas de maldecir?

- Haz algo. Ella está llorando. Ven aquí. La he hecho llorar. ¿Por qué está llorando? Simplemente le dije que dejara de hacer eso ¿Por qué lloraría? – Gregori sonaba en estado de pánico, hasta para sus propios oídos, muy pronto podría incluso empezar a sudar sangre. Nada sonaba peor para él que el llanto de sus propios bebés.

- No es el fin del mundo – Savannah lo consoló. Gregori arriesgó un vistazo hacia ella, en su voz se notaba que estaba obviamente divertida, definitivamente aún no captando la gravedad de la situación.

- No, tú no entiendes, esas son lágrimas reales

- Yo no fui la que la hizo llorar, Gregori – apuntó ella solemnemente.

Gregori se inclinó sobre la incubadora y levantó a su diminuta hija.

- No, pequeña. Nada es tan malo que no podamos arreglarlo. No quise sonar tan rudo y severo, es solo que si perdieras la concentración cuando estás levitando podrías caer y hacerte daño. Además, necesitas oxígeno.

Anastasia siguió haciendo el mas lastimero de los sonidos, pero se acurrucó contra su mano, como si el contacto la aliviara de alguna forma.

- A ella no le gusta estar sola – dijo Gregori, lanzándole a Savannah otra mirada cargada de pánico – necesita estar con Anya.

Muy gentilmente, el puso a su hija al lado de su hermana y se inclinó para darles a cada una un beso.

Instantáneamente ambos bebés dejaron de llorar sonrieron a su padre.

El corazón de Gregori se derritió, y, entonces, el sonrió de vuelta.


Bien espero hayan dicho Ahhh...... como yo a lo tierno que puede ser este hombre. ¿Y estas bebes?? Que les perecen?? tan chiquitas y haciendo renegar a su papi!!
jaja
Comenten!!!

domingo, 17 de julio de 2011

REUNION OSCURA/ESCENA ELIMINADA 3

Tercera escena eliminada Reunión Oscura

Gregori y Savannah



Savannah se sentó en el medio del piso, con las piernas cruzadas, sollozando. Su corazón calmado en su pecho. El llanto de Savannah desgarraba el corazón. Savannah sollozando era aterrorizador.

Gregori se deslizó a través del cuarto para sentarse a lado de ella, envolviéndola en sus brazos, atrayéndola al abrigo de su cuerpo.

—¿Qué ocurre? ¿Es el bebé?

Su palma encontró el pequeño montículo de su estómago y cubrió a su hijo protectoramente.

Él intentó calmar el miedo destellándose fuera de su cuerpo, y su mente salió hacia fuera para encontrar a su niño y asegurarse de que estaba perfectamente sano. No podían perder a este bebé. Él estaba haciendo todo, como sanador, él sabía cómo asegurarse de que el niño sobreviviese, pero la verdad era, que la naturaleza estaba contra ellos. Savannah había estado teniendo ya algunos problemas. Él evitaba mantenerla de pies tanto cuanto fuera posible, y no le habían dicho nada a sus padres todavía, no hasta que estuvieran seguros de que lo llevaría a cabo.

Él tocó al bebé ligeramente, enviando calor tranquilizador, un apacible reconocimiento –y… Él estaba tan conmocionado que se encontró siendo lanzado a su propio cuerpo, algo que no había sucedido en siglos. Él le frunció el ceño a Savannah. Ella alzó la vista hacia él y asintió, mordiendo su labio nerviosamente.

Él sacudió su cabeza y saltó sobre sus pies.

—Esto no está sucediendo. —Él pasó ambas manos a través de su largo pelo por la agitación. —No me hagas esto, Savannah.

Sus lágrimas cesaron inmediatamente y le fulminó con la mirada.

—¿A ti? ¿Yo te estoy haciendo esto a ti? Tú me lo hiciste a mí. —Ella alcanzó la parte superior de la encimera para levantarse.

Gregori estaba allí antes que ella, cogiéndola alrededor de su cintura engrosada y poniéndola sobre sus pies de un tirón, aunque él hiciera todo muy suavemente.

Ella se empujó a él.

—¿Gemelos? ¿Esperas que me ocupe de gemelos? —él preguntó. —Contaba con un niño.

Ella pareció ultrajada.

—Tú contabas con un niño. ¡Yo los estoy llevando, gran idiota! Mírame. Todo el mundo va a saber que estoy embarazada al minuto en que ellos me vean. Me voy a convertir en una casa en un mes más.

—No si no llevaras gemelos.

Sus ojos destellaban fuego. Ella consideraba realmente lanzarle llamas como un dragón. Él no le estaba teniendo ninguna consideración y ella no sabía ni una cosa sobre niños, mucho menos de tener dos a la vez.

—Una vez más, esto es culpa tuya, no mía. Yo no produje dos óvulos.

Él cruzó sus brazos sobre su pecho y la miró hacia abajo desde su altura superior.

—Ellas son hembras.

—Que es absolutamente cierto que es culpa tuya. El hombre determina el sexo. —Savannah indicó triunfante.

—Bien, este hombre no. Desari fue una casualidad. Ella es la única mujer nacida en nuestra línea y nuestro padre era más viejo. Y cansado.

Los ojos de Savannah se ensancharon de asombro.

—Le diré a Desari que la has llamado una casualidad. Y que lo has hecho sonar como si ella fuera una especie de aberración.

—Por supuesto que ella no es una aberración. Solamente estoy diciendo que mi padre era muy viejo cuando fue concebida.

Ella puso sus manos en sus caderas, su ceño profundizándose.

—Pensé que tú querías que cada mujer embarazada tuviera niñas. Dijiste que las necesitábamos desesperadamente. Ésta se supone que es una buena noticia.

Él sacudió su cabeza.

—Todos los otros Cárpatos pueden tener niñas. Se supone que tengo que tener hijos. No estoy preparado para ser padre de hijas.

—Pues bien entonces. Me has descubierto. Tuve una aventura y las niñas no son tuyas. Te abandono y me voy con su padre. Él las amará y querrá sin importar su sexo.

Por un momento hubo un silencio sepulcral en la casa. Las paredes se ampliaron con la llegada repentina de gran poder. El aire se espesó alrededor de ellos. Savannah parecía pequeña y frágil, de pie frente a él, su cabeza echada atrás, su largo pelo llegándole por debajo de su cintura, para nada intimidada por su cólera. Él estaba perdiendo sus facultades. La acechó a través del cuarto, cada paso deliberado, sus ojos llanos y fríos, su boca fija. Ella no retrocedió.

Gregori la alcanzó por debajo, envolvió un brazo alrededor de su cintura y la arrastró contra él.

—Muéstrame al hombre y le romperé el cuello. —Él la besó suavemente, dejando que su amor se arrastrara a través de él y sobre ella. —Nuestras hijas no necesitan a ningún otro padre para amarlas. Me temo que ellas serán amadas tanto que se preocuparán por la libertad, la cual nunca conseguirán. Tú, por otra parte, te distrajiste lo suficiente como para dejar de llorar.

Savannah levantó hacia arriba sus brazos delgados y atrajo su cabeza hacia la suya.

—Eres terrible. —Pero ella lo besó como si él fuera el hombre vivo más maravilloso.

Aclaracion-Disclaimer

La Saga Serie Oscura, es propiedad de la talentosa Christine Feehan.
Este espacio esta creado con el único fin de hacer llegar los primeros capítulos de estas magnificas obras a todos ustedes que visitan el blog. Lamentablemente, en latinoamericano muchos de estos maravillosos ejemplares, no estan al alcance de todos.
Si tienes la posibilidad de conseguir estas historias en tu pais, apoya el trabajo de Christine y compra sus libros. Es la unica manera de que se continue con la publicacion de los mismos.
Gracias por su visita
Mary