Un Ritual lleno de Pasion y Amor

"Te reclamo como mi compañera. Te pertenezco. Te ofrezco mi vida. Te doy mi protección, mi fidelidad, mi corazón, mi alma y mi cuerpo. Tu vida, tu felicidad y tu bienestar serán lo más preciado y estarán por encima de todo siempre. Eres mi compañera, unida a mí para toda la eternidad y siempre bajo mi cuidado”



miércoles, 28 de diciembre de 2011

No mas Libros de la Hermandad en Argentina

Hace un tiempo empecé una campaña en el blog, (en ese entonces www.amante-oscuro.blogspot.com), para incentivar a que nos hiciéramos oír y solicitar la continuación de la saga la Hermandad de la daga Negra en Argentina. No fui la única en enviar mail a la editorial e intentar hacer correr la voz en las redes sociales para unirnos y hacer nuestro pedido.

Finalmente, luego de unos meses, Julieta la encargada de  saga me comunico que los libros serian Importados desde España en su formato de Bolsillo. En abril y mayo de 2011, en las librerías pudimos conseguir Amante Despierto y Amante Confeso.

Muchas fuimos por nuestros ejemplares inmediatamente y nos sentimos felices de poder otra vez, completar la colección estancada por 2006.


Hoy, me duele saber que la editorial al parecer no recibió la respuesta necesaria para que  este año 2012, pudieran traer los libros de Vishous, Phury y la Guia.

Les dejo el mail:


“Hola mary, de momento no vamos a continuar con la serie, lo lamento mucho, pero realmente aunque hay varias chicas como vos que me escriben y que los compran, no llegan a ser muchas, al menos no la cantidad que nos permite como editores importar ejemplares.
me temo que la única opción es comprarlos via España.
saludos,”
Julieta



Solo queda resignarse y buscar otros medios de compra para seguir completando las historias. Una opción es la librería Talisman (Bs As), alli pueden solicitar los libros y ellos los exportan.



Sin mas, gracias por su atención y lamento profundamente que no nos uniéramos para apoyar a estos libros. Una pena que dejáramos pasar la oportunidad.

Mary

viernes, 23 de diciembre de 2011

Una Navidad Carpatiana



"Las puertas dobles del comedor que conducían al balcón se abrieron de repente, y una mujer bajita vestida de elfo con orejas puntiagudas y rico pelo negroazulado se colocó en el centro de las puertas abiertas.

—Señoras y caballeros, ¿podrían prestarme atención, por favor? Muchos pueden no saber esto, pero ocurre que soy maga. Venid conmigo niños. ¿Pueden los niños venir aquí al balcón? Voy a mostrarles a uno de los magos más grandes de todos los tiempos. Él es un secreto bien guardado.

Todos los niños, los cárpatos y los de los aldeanos, empujaron hacia adelante y los adultos se reunieron tras ellos. Paul alzó a Emma sobre sus hombros, y Skyler cogió a la pequeña Tamara mientras Josef levantaba al pequeño Jase. Travis aferraba a Chrissy por los hombros y la mantenía cerca, mientras Ginny sujetaba las manos de Sara y otros dos niños las de Falcon. Josh, sintiéndose bastante mayor, tenía la responsabilidad de la última niña, la pequeña Blythe.

Mientas hablaba, pequeños pulsos de luces coloreadas tintineaban alrededor de la mujer y la nieve caía sin tocarla nunca. El mundo a su alrededor parecía deslumbrante y majestuoso, remolinos de niebla le cubrían los pies mientras bailaba a lo largo de la barandilla del balcón con sus pequeñas botas de elfo, su pelo se balanceaba alrededor como una capa, y su cara resultaba un poco mágica a la plateada luz de la luna.

Colgaban cristales de los aleros y pulsaban con los mismos colores, suaves rojos, verdes, azules y amarillos, convirtiendo la noche en un despliegue de luz.

Un jadeo colectivo surgió de los niños, y Travis tuvo que agarrar a Emma cuando esta se asomó al balcón, mirando con respeto a las luces. Savannah giró en un pequeño círculo y saltó de vuelta abajo delante de los niños.

—Oh, cielos, creo que olvidé mi varita. La necesito para revelaros a San Nick. —Su voz bajó dramáticamente y miró a derecha e izquierda como si solo confiara en ellos—. Él siempre viene bajo la cobertura de la noche utilizando tormentas como esta para evitar que los niños le vean. —Miró de nuevo a su alrededor—. Si solo tuviera mi varita.

—Pero Savannah —aventuró Chrissy— está en tu mano.

—¿De veras? —Savannah se las arregló para parecer sorprendida y alzó la brillante varita, haciéndola girar en un pequeño círculo. Llovió centelleante polvo de duende por todo el balcón cubierto de nieve—. Oh, bien, funciona. Déjame ver. Mirad al cielo e intentaré recordar como hacer esto. Solo lo he hecho una vez, sabéis, pero por vosotros, lo intentaré de nuevo.

Savannah ondeó la varita en un gesto amplio mientras bailaba de nuevo por la barandilla. La caída de la nieve se apartó como si fuera una cortina. Un gran muñeco de nieve con ojos de carbón y una zanahoria por nariz se dio la vuelta, con aspecto culpable, y se alejó corriendo por el suelo hasta el pueblo.

—Oh, cielos, fue el equivocado. Ese era el Hombre de Nieve. Dejadme intentarlo otra vez —dijo Savannah.

Los niños rieron cuando Savannah trajo de vuelta la nieve, hizo otro vertiginoso baile y una vez más lanzó polvo de duende mientras abría la cortina de nieve.

Los niños... y la mayor parte de los adultos... jadearon de nuevo, algunos de ellos se pusieron las manos sobre la boca, en un esfuerzo por permanecer callados. Arriba en el cielo, donde las estrellas tintineaban y la luna brillaba, un reluciente trineo atravesaba la noche, arrastrado por renos. Un hombre con una barba blanca vestido con un traje rojo bordeado de piel blanca conducía a los renos. En el trineo había una enorme bolsa abultada por juguetes. Las campanas del trineo repicaban suavemente, y las luces pulsantes que iluminaban la nieve ahora iluminaban el cielo alrededor de los renos que arrastraban el trineo, haciendo que por un momento la cara alegre de Santa pudiera verse claramente, y al siguiente quedara suavizada por una luz pastel.

Sus ojos parecían ser tan negros como el carbón. Había nieve en su barba y sobre las riendas y las sillas rojas con flecos plateados de los renos. El trineo voló en círculos sobre sus cabezas. Un silencio cayó sobre la multitud cuando los renos descendieron más y más en un amplio círculo para finalmente tomar tierra en el techo sobre ellos. Nadie se movía. Podían oír el sonido de los cascos encabritándose sobre sus cabezas. Silencio. Entonces se oyeron pesadas botas caminando.

Todo el mundo giró la cabeza para ver a Santa junto al árbol, apilando regalos por todas partes. Se detuvo una vez para agarrar un puñado de galletas y también algunas zanahorias que Sara había hecho que los niños dejaran para sus renos.

Emma fue la primera en moverse, contoneándose hasta que consiguió que la bajaran para correr por la habitación hacia Santa Claus. Se detuvo, balanceándose sobre las puntas de los pies, levantando la mirada hacia él.

—¿Me trajiste un regalo?

Santa rebuscó en su bolsa.

—Creo que si. ¿Dónde estaba? ¡Elfo! Necesito que me ayudes a encontrar el regalo de Emma.

Savannah se puso un dedo en los labios.

—Santa cree que soy un elfo de verdad. —susurró a los niños—. Será mejor que vaya a ayudarle. —Atravesó de puntillas la multitud, con su sombrero se elfo oscilando y sus botas verdes sin hacer ningún ruido sobre el suelo.

Santa se sentó e hizo señas a los niños para que formaran una fila. Cuando la pequeña Tamara fue colocada en su regazo, y tiró de su barba, Santa lanzó una mirada ardiente al elfo. 
Te aseguro que esta se la devuelvo a tu padre." (Capitulo 18/Reunión Oscura)






Aquí un fragmento especial para esta fecha tan especial. Gracias por ser parte de estas historias y compartir la mismas pasión por los libros. Regalen un lindo ejemplar de alguna de estas historias.
¿No es un lindo regalo?




Un ultimo regalito. ¿No es Sexy Gregory vestido de Santa???










Feliz navidad, mis niñas!!! Que tengan bendiciones y el niño Dios traiga mucha salud y paz a sus hogares!!

domingo, 18 de diciembre de 2011

En Navidad Regala Libros

El blog de Noelle (lectura-adictiva),esta organizando una campaña muy interesante. Regalar un libro en navidad

Que buena oportunidad para dar a conocer nuestros libros favoritos y lograr que otras personas se enamoren de esas historias.

Hace tiempo en mi blog  de la hermandad de la daga negra, les pedí su colaboración para traer los libros en formato de bolsillo a la Argentina. La campaña, dio sus frutos y pudimos adquirir en 2011,  2 de ellos: Amante Despierto y Amante Confeso.

Ahora les recuerdo que si no apoyamos estos ejemplares es imposible que sigan exportándose el resto. En España, ya cuentan con Amante Desatado, Amante Consagrado y la guía para entendidos en ese formato.

Asimismo en algunos países de Latinoamérica como Venezuela, Perú, México, Colombia ya se pueden comprar algunos libros de los hermanos, cazadores y serie oscura.

Me uno a la campaña y aquí les dejo mis recomendaciones literarias. Regalen en esta navidad algún libro de la hermandad de la daga negra, cazadores oscuros o la serie oscura. Claro si desean obsequiar otras historias también es recibido. Aquí lo importante es apoyar la lectura y dar una mano a estas sagas que luchan por permanecer en las librerías.

Gracias por la atención y ojala se animen a dejar un libro bajo el árbol de algún amigo o ser querido

Besos Mary



Regala uno de los tantos libros de La Hermandad de la Daga Negra



Regala uno de los Cazadores Oscuros


Da a conocer a la Serie Oscura




Y recuerda apoyar estos libros, para que sigan editándose y exportando. En Argentina ya puedes comprar:

En formato Bolsillo Amante Despierto y Amante Confeso (ambos a $60) (recuerda que las buenas ventas, traerán el resto en 2012)


Por fin, gracias a una enorme campaña por parte de fans, hace unos meses se publico el 4to libro de los cazadores oscuros: Bailando con el Diablo. ($75)

Y la serie oscura en su formato bolsillo (a solo 45$)
Príncipe Oscuro, Deseo Oscuro, Oro Oscuro, Magia Oscura y Desafío Oscuro.


Nota: En España en 2012 se editan en este formato Fuego Oscuro y Leyenda Oscura. Esperemos que también lleguen a Argentina. Bajo el sello de Titania se puede conseguir varios títulos de la saga oscura (son algo mas caros entre 65$ y 90$)


Una campaña muy buena para iniciar a otros en la lectura y apoyar nuestros libros favoritos

viernes, 25 de noviembre de 2011

Peligro Oscuro/Escena Eliminada 3

Peligro Oscuro –Escena eliminada 3



Solange colocó la mano sobre el estómago redondeado de Jasmine.
-Ya no falta mucho, Jasmine. ¿Has tenido algún problema? Debería haberte comprobado más a menudo. Te lo juro, el tiempo pasa volando en la selva.
Su prima más joven le sonrió y negó con la cabeza.
-He estado muy bien. Se acabaron las nauseas, gracias a Dios. Todo el mundo me ha ayudado mucho, pero estábamos preocupados por ti. 
Solange agachó la cabeza. Juliette y Jasmine había pasado toda su vida preocupándose por ella igual que había hecho ella. Tal vez tener a Dominic como compañero la hacía más consciente de la gente que la quería y cómo tenía que ser para ellos cuando desaparecía durante largos períodos de tiempo sin ninguna palabra y sin modo de saber si estaba viva o muerta.
-Lo siento, Jasmine, debería haber intentado encontrar un modo de informaros de que estaba a salvo.
La sonrisa de Jasmine se hizo más grande y se convirtió en una sonrisa burlona.
-O por lo menos que encontraste un bombón en la selva.
Solange miró a Dominic, deseando tener tiempo para bromear y visitar a sus primas. Siempre estaría un poco incómoda dentro de una casa, siempre incómoda en presencia de los hombres. Incluso la familia de su prima, que técnicamente era suya. Pero quería pasar un poco de tiempo con estas mujeres que amaba.
Miró a su alrededor, apretando los labios con fuerza. Parecía que nunca llegaba con buenas noticias. Jasmine estaba casi fuera de cuentas, y sin embargo, ni siquiera ahora, podía descansar y sentirse segura.
-¿Qué pasa? -Preguntó Nicolás. Se acercó en silencio detrás de su compañera, Lara y puso una mano con suavidad en su nuca.
El ambiente en la habitación cambió de la alegre celebración a sombrío en un instante. Solange negó con la cabeza y apretó la mano de Jasmine, permaneciendo cerca de ella. Juliette se acercó al otro lado de su hermana muy embarazada. El compañero de Juliette, Riordan, le puso una mano en los hombros en gesto de consuelo.
-Traemos la noticia de un ataque, a gran escala y bien planeado a vuestra casa y la de la gente que trabaja aquí. Va a ser el entrenamiento antes de que Malinov envíe a su ejército contra el príncipe. Zacarías estará allí fuera. -Dominic hizo un gesto hacia la selva-. Donde será más útil. Vendrán pronto y hay que preparar a los que os son leales para la batalla, porque estad seguros que nos pisan los talones.
-Has utilizado la palabra "ejército", Dominic -dijo Rafael-. ¿Cuántos vienen? ¿Tienes alguna idea del número? 
Dominic negó con la cabeza.
-Tengo la sensación de que tenemos un problema en nuestras manos. Tenemos que estar preparados para oleadas de vampiros y quizá títeres humanos durante el día si no los derrotamos inmediatamente. La buena noticia es que no tienen idea de que conocemos su plan.
-Jasmine no puede quedarse aquí -dijo Juliette-. Solange, tienes que llevarla a un lugar seguro.
Jasmine sacudió la cabeza.
-No. Estoy cansada de ser el eslabón más débil, Juliette. Solange siempre es quien se enfrenta a nuestros enemigos. Puedo pelear tan bien como cualquier otro si tengo que hacerlo. Soy capaz de utilizar algunas de las armas que Riordan ha desarrollado para los trabajadores y matar vampiros. Practicamos todo el tiempo. Sé que hacer. 
-Pero... -Juliette volvió el rostro hacia Riordan, quien inmediatamente la atrajo hacia sí-.¿Estás segura Jasmine? Solange puede sacarte de aquí, sabes que puede. 
Solange no estaba tan segura como Juliette.
-Aquí tenemos seis varones y seis hembras cárpatos. No he perdido mi habilidad para enfrentarme al día, y Dominic es capaz también. 
Nicolás frunció el ceño.
-¿Cómo es eso posible?
-Tiene algo que ver con la sangre de Solange -respondió Dominic, consciente de que Solange estaba muy incómoda siendo el centro de atención-. No puedo permanecer tanto como Solange. Hemos experimentado un poco y todavía nos ataca la debilidad de los cárpatos, nuestro cuerpo se convierten en plomo cuando el sol está en su punto más alto. Pero tenemos más horas por la mañana y la tarde. Eso podría ayudarnos.
Nicolás siguió frunciendo el ceño, con una expresión pensativa.
-¿Podemos compartirlo nosotros, si intercambiamos sangre contigo?
Solange trató de no retorcerse ante la idea. Se obligó a enderezarse, sin cambiar la expresión. No importaba lo mucho que quisiera estar cómoda en presencia de hombres tan abrumadores y poderosos, sabía que nunca lo sería.
-Yo les daría mi sangre si eso te angustia.
Cada nudo de su estómago se soltó, se calmó. Allí estaba, ese tono de terciopelo que la acariciaba por dentro, donde nadie podía ver. Dominic. Su compañero. Lo saboreó en la lengua. Estaba a su lado, hombro con hombro. Delante de ella o detrás de ella, siempre iba a estar allí con ella.
-Estamos más que dispuestos a compartir la sangre con vosotros, Nicolás -dijo Solange, sabiendo que con Dominic podría hacer lo que había que hacerse, incluyendo el intercambiar su extraña sangre con los otros machos-. Pero no puedes contar con que os sirva sin probar las limitaciones.
-Y los efectos parecen ser acumulativos. Le dio sangre a Zacarías, pero no parecía surtir efecto en él -agregó Dominic-. Así que no sé con quién va a funcionar y cómo.
Nicolás tomó la mano de Lara.
-Vamos a hablar con los trabajadores y darles la opción de decidir por sí mismos si se quedan o se van, sin repercusiones posteriores. Esta no es una lucha humana, e incluso con toda la formación que les hemos dado, están en desventaja. En cualquier caso, deben llevar a sus mujeres e hijos a un lugar seguro. Rafael, tú y Dominic elaborar un plan de batalla. Manolito, protege las estructuras. Riordan, encárgate del ganado. -Volvió la cabeza, sus ojos se encontraron con los de Jasmine-. Hermanita, vas a hacer lo que te digan. Eres preciosa para todos los de esta habitación. Tienes un hijo que proteger.
Jasmine negó con la cabeza, con lágrimas en sus ojos.
-No me envíes lejos de todos mis seres queridos, Nicolás. Eso me ha ocurrido muchas veces en mi vida y todo se destruye, todos los que me importan mueren o son heridos. Necesito estar aquí. Puedo usar las armas. No soy una niña.
-Nadie ha dicho nada sobre que seas una niña –dijo Solange con suavidad.- Está diciendo que tenemos que saber porque estamos luchando y tú eres nuestra razón.
-Luiz y Josef llevarán a Jasmine al interior de la cámara acorazada en el momento que ataquen. Ningún vampiro puede entrar  -ordenó Nicolás-. Sin dudas, Luiz. Si es necesario, llévala y mantenla allí. Josef, espero que me obedezcas en todo esto. Tú la protegerás.
Josef parecía rebelde.
-Soy cárpatos y experto en la batalla. Dejarás que los humanos luchen contra los vampiros y, sin embargo, esperas que yo me esconda. Puedo parecer un niño…
-Te dije que me obedecieras y lo dije en serio. Sólo el hecho de que discutas conmigo mientras los demás se apresuran a asegurar el complejo es  suficiente para demostrar que eres demasiado joven para participar en la batalla real.
 Josef se ruborizó y agachó la cabeza. Incluso las puntas de sus orejas estaban rojas.
 Dominic se acercó a él.
-¿Has olvidado que eres el único de nosotros capaz de descifrar la encriptación que sacamos del laboratorio Morrison? Necesitamos ese material para proteger a las mujeres inocentes, para asegurarnos que ni un solo hombre que tenga una compañera potencial entre esas mujeres se pierda. Esa es una gran responsabilidad, Josef, y se encuentra únicamente en tus manos. No olvides nunca su importancia para tu pueblo. Jugar a ser el héroe y conseguir que te maten sería absurdo dadas las circunstancias. ¿No te parece?
 Josef encogió los hombros delgados pero pareció mucho más feliz.
-Sí. Olvidé por un momento lo importante que era. Estoy en ello, Dominic, puedes contar conmigo.
-Todos contamos contigo, Josef -dijo Dominic.
El chico hinchó el pecho. Solange se encontró sonriendo. Donde los hermanos De La Cruz eran más como ella, molestos por tener que explicárselo al chico, Dominic era paciente y había reforzado la confianza del Josef con unas pocas palabras sencillas. Ella realmente necesitaba aprender esos trucos.
-Obviamente vas a ser el mejor padre, Dominic -admitió ella-. Eso fue agradable de tu parte.
-Todo lo que dije era verdad. Él quiere ser un cazador, pero su verdadera arma es su cerebro y el hecho de que abarca el mundo moderno, como ninguno de nosotros lo hace. Le necesitamos. Él necesita saber que se le necesita.
Solange le amó aún más por esa observación

Peligro Oscuro/Escena Eliminada 2

Peligro Oscuro –Escena eliminada 2



Dominic echó un vistazo en Solange mientras se aceraban a la casa principal de los De La Cruz. Envió su llamada por delante hacia los hermanos y, como Solange, supo que fueron cuidadosamente inspeccionados mientras se acercaban a su destino. Ella se alejó sólo un poco, dándole espacio  para luchar por si era necesario. Estaba vestida con su traje de guerrera, vaqueros y una camiseta, el pelo hacia atrás en una trenza severa. Parecía totalmente seria, los ojos inquietos, buscando constantemente trampas ocultas. Dominic pensó que era absolutamente hermosa.
Se movía sobre cada obstáculo con fluida gracia, fluyendo sobre el suelo en silencio absoluto. El contraste entre su guerrera y su mujer era absoluto, y la cosa más sexy del mundo para él. Solange era fiable en un combate, tan fiable como cualquier cazador Cárpato con quien se hubiera topado. Su poder podría no ser el mismo, pero su valor y su determinación sí.
Estás nerviosa. Utilizó su forma más íntima de comunicación. Ella ni le miró. No traicionó que él había hablado con ella ni por un mínimo cambio de expresión.
-No tienes ni idea de las burlas que voy a recibir de mis primas. Juliette y Jasmine se partirán de risa al ver que tengo un hombre. Y MaryAnn, que es la consejera de mujeres que ha estado trabajando con Jasmine, es la mujer más femenina que he visto nunca. Quiso que me pintara las uñas de las manos… y de los pies. ¿Te lo puedes imaginar?
-Mmm -especuló con un vez como de terciopelo oscuro-. Las posibilidades son asombrosas.
Eso le ganó una mirada de censura por el rabillo del ojo.
-Mejor que no las incites, Dominic. O te encontrará en el suelo llorando como una chica.
-Sólo puedo esperar ese acontecimiento. Contén a tu gatito. Cree que va a cazar a Manolito, quien podría llevarse una impresión equivocada de él.
La mirada de Solange buscó a su gatito.
-Sombra, ven aquí.
-Vaya, tío Manolito, mira esto –sonó la voz de un joven.
Un muchacho esbelto de edad indeterminada salió precipitadamente de los arbustos directo hacia Sombra. El gatito saltó en el aire, gruñendo una advertencia, su cuerpo se volvió insustancial. Un momento era sólido y el siguiente no era nada más que una sombra escabulléndose entre la maleza hacia Solange y Dominic.
-Veriak ot en Karpatiiak, por la sangre del Príncipe -juró Manolito-. Josef, vuelve aquí donde puedo protegerte.
Era demasiado tarde, el chico ya estaba en el claro y luego desvaneciéndose detrás del gato sombra.
-¿Lo has visto? De verdad, tío Manny, era una clase de gato gravemente enfermo.
Solange fulminó al chico, deslizó la mano hacia su arma mientras la cabeza del chico entraba y salía de los arbustos, siguiendo al gatito.
-Mi gato no está enfermo –gritó-. Déjale en paz antes de que lo asustes y te hiera. ¿No sabes que es mejor no perseguir a un pobre gatito entre los arbustos?
-Aparta tu mano del arma, Solange -aconsejó Dominic.
Ella bufó con desprecio.
-Manolito. -Su voz cambió-, tío Manny, me conoces muy bien. Si ese idiota toca a mi bebé, me vengaré y será sangriento. Llámale.
-Como si tuviera alguna autoridad sobre él –murmuró Manolito-. Le calentaría las orejas, pero MaryAnn dice que necesita encontrarse. Sigue y encárgate de él, Solange. Estoy contigo.
-¿Este es tu genio, Dominic? –preguntó Solange cuando una mancha negra grisácea corrió hacia ella, ocultándose detrás, su cuerpo iba de la transparencia a la sustancia y transparente otra vez, las orejas aplastadas y moviendo la cola, indicando su agitación-. ¿Este chico desconsiderado que persigue a mi gatito?
Josef se detuvo bruscamente delante de ella, quitándose hojas de la camisa. Le sonrió con ojos brillantes, la pasó para mirar al gatito que siseaba y escupía.
-Totalmente enfermo. Impresionante, Dominic. ¿Dónde le has encontrado?
-No está enfermo -repitió Solange-. Sucede que es un gato sombra y se supone que tiene que tener ese aspecto.
-Enfermo es bueno, como guay, ya sabes. –Dijo Josef, haciendo gestos con la mano con desdén. Intentó rodear a Solange pero ella se deslizó con él, bloqueando fácilmente su camino. Él parpadeó como si la viera por primera vez. Le dirigió una sonrisa encantadora.
Solange nunca había visto a nadie como él. Tenía el pelo de punta, ojos traviesos, una oreja perforada y un collar y pulsera de puntas. Entrecerró los ojos, lanzándole su mirada más intimidatoria, ignorando a Dominic, que se había movido para insertar ligeramente su forma más grande entre ella y el chico. Solange adivinó que estaba a comienzos de los veinte, pero parecía más joven. A pesar de su apariencia extraña, tenía un aspecto inocente.
-¿Quien eres exactamente? -preguntó.
Manolito bufó. Dominic retorció el labio. Ella les fulminó a ambos y puso una mano tranquilizadora sobre la cabeza de Sombra. El gato se frotó contra su pierna, empujándola con suficiente fuerza como para hacerle dar un paso.
Josef no pareció molesto en lo más mínimo por su pregunta.
-Soy un macho cárpato. ¿Quien eres tú?
Dominic gruñó una advertencia.
-Cuida tus modales, chico.
-Supongo que es una pregunta legítima, dado que yo le pregunté. –Dijo Solange-. Soy su compañera. Cualquiera lo habría pensado.
Manolito pareció asustado. Más que asustado. Conmocionado.
-¿Estás bromeando, Solange? ¿Tú con un hombre?
-Aquí viene. Prepárate -advirtió Solange a Dominic.
Seguro que sus primas, Juliette y Jasmine, estaba saliendo a toda prisa de la casa. Juliette era la compañera de Riordan de La Cruz.
-Chismoso –siseó Solange a Manolito.
Éste le sonrió burlonamente.
-Ves como son todos, Dominic –Le confió Solange en voz tan alta que Manolito no podía dejar de oír su queja.
-¿Ahora quién es chismosa? –Se burló Manolito.
Solange se preparó mientras Juliette se lanzaba sobre su prima, empujándola hacia atrás. Solange se apoyó en una pierna para evitar que ambas cayeran, golpeando al gatito que siseaba y tropezó agarrándose a su prima. Las dos cayeron juntas, Solange aterrizando de culo. Juliette encima de ella y el gatito se lanzó sobre su cabeza.
Solange fulminó a Dominic con la mirada, quien no cambió de expresión, pero ella le podía oír riendo en su mente.
-Podrías haber ayudado -acusó.
-Cierto, pero nunca te he visto así.
-¿Cómo? -Entrecerró los ojos.
-Aturdida.
-Recuerda que estoy armada -advirtió.
Él le ofreció una sonrisa y apartó al gatito de Juliette para que ambas pudieran ponerse de pie. Solange se levantó de mala gana para echar una mirada a su familia. Todos sonreían como idiotas, igual que Dominic. Deseó que la tierra se abriera y la tragara, y no fue hasta varios minutos más tarde que recordó que realmente podía hacer que sucediera.

Peligro Oscuro/Escena Eliminada 1

Peligro Oscuro-Escena Eliminada 1


El "pequeño" gatito se arrastraba en silencio entre el follaje denso, los ojos fijos en el cuello de su presa. Aprender a cazar era más diversión que trabajo. Utilizó la forma de avanzar lenta, un centímetro a la vez, su cuerpo flexible y fuerte, quince kilos de puro músculo, volviéndose casi visible en cada acercamiento. Cuando estaba emocionado, no siempre podía mantener su sustancia, deslizándose cada vez más a la forma de gato de sombra que era. 
La mujer se movió en silencio por la selva tropical, aparentemente sin destino, caminando de esa manera extraña, fluida y silenciosa que tenía. El latido de su corazón resonó por su cuerpo. Él oyó el modo en que la sangre fluía como la tentación más grande que le corría por las venas, una llamada al hambre que no disminuiría. Ella se detuvo. Su oportunidad. Se agachó, preparado para abalanzarse.
Dominic saltó entre el gatito de sombra y Solange, golpeando al gato mientras atacaba.
-Él todavía tiene instintos, Solange, y es peligrosos, por más que quieras salvarlo.
Solange se dio la vuelta ante el sonido del gatito que siseaba su disgusto. Instantáneamente el siseo se convirtió en ronroneo y el gatito corrió hacia ella, se frotó contra sus piernas con tanta fuerza que casi la tiró.
Solange suspiró mientras se agachaba para rascar al gatito entre las orejas.
-Sólo para mí, Dominic. Nunca ha perseguido a nadie más muy cerca de nosotros. Deliberadamente lo he llevado cerca de los otros mientras les pasábamos y  no ha mostrado el menor interés.
Dominic se apartó. Ella podía tocar fácilmente sus pensamientos, pero también estaba demasiado ocupada tratando de descifrar cómo combatir mejor la necesidad  del gatito por su sangre para preocuparse por la reacción de Dominic, y eso era lo era debería haberla preocupado más.
El gato iba a crecer y volverse bastante grande, y cuando lo hiciera, la habilidad de convertirse en sombra a voluntad seguramente mejoraría y el animal sería mortal… para Solange. No podía correr más riesgos con su vida. No importaba cuánto le gustara a ella el gatito, su vida era mucho más importante.
-Solange… -empezó.
Esta sacudió la cabeza.
-Sé lo que vas a decir, Dominic. Yo también he pensado en los peligros.
-Más pronto o más tarde, si está separado de ti, puede decidir tomar la sangre de otra persona y puede matarlos.
-Nosotros tomamos sangre. La necesitamos para sobrevivir igual que él. Pero tú has entrado en él, como yo he hecho, para tratar de reparar todo el daño. Mi sangre llena todos esos espacios vacíos, y quizá tenga necesitada por esa causa. Mientras tanto, lo entrenaremos.
-Ya lo sabes, Solange -corrigió Dominic con suavidad-. Fue criado para encontrarte, para tomar tu sangre específicamente. Es una amenaza definida contra ti y está creciendo rápidamente.
Solange se quedó en silencio unos momentos, acariciando al gatito ronroneante.
-Dominic, en este momento, puedo darle sangre y podemos quedarnos con él. Trabajaré con él. No podemos tomar una decisión hasta que sea un poco mayor y mucho más sólido por el centro. Por lo menos tendrá una oportunidad de llevar una existencia normal.
-Sivamet. -Mantuvo su voz tan tierna como le fue posible-. Sabes que nunca habrá normalidad para él.
-Lo sé. Tienes razón. -Agachó la cabeza otra vez, mordiéndose el labio más bajo-. Nosotros no somos normales. Ninguno de nosotros. Cuidaré de él, Dominic, y si se descontrola, me apartaré cuando ocurra.
-Mírame Solange -dijo. Esta vez no había gentileza en su voz, sólo autoridad suave e implacable-. Si llega un tiempo en que crea que este animal es demasiado peligroso para ti, le destruiré sin consultártelo otra vez. No quiero que jamás digas que no te lo advertí.
Ella apartó la mirada, su expresión cerrada, aunque cuando él tocó su mente, ella no se estremeció apartándose. Él estaba rozando el borde de la capacidad de Solange para reconocer su autoridad. Le importaba poco aparte de que no le gustaba hacerla sentir incómoda. Solange era su compañera de todas las maneras, pero en lo que se refería a su seguridad, él no estaba dispuesto a ceder. Viajar con un animal tan potencialmente peligroso como el gato de sombra, cuando había sido creado para tomar específicamente su sangre, le ponía nervioso e incómodo.
Ella se humedeció los labios y él quiso inclinarse para besarla. Solange trataba de encontrar un punto medio, Dominic lo podía ver en su cara transparente, y tuvo que darle crédito por querer hacer concesiones.
-Sé que es inquietante, Dominic. Yo no estaría tratando de curarlo si no pensaba que puedo. Míralo, es tan cariñoso. Tiene la capacidad de aprender.
Él asintió.
-Eso es verdad, sivamet pero aún así es un animal con instintos.
Solange se dejó caer de rodillas al lado del gatito, todavía frotándole entre las orejas. El gato ronroneó hasta que el bosque pareció resonar con su placer. Bajó la cabeza y la golpeó con ella una y otra vez, tratando de acercarse más. Dominic suspiró. Iba a tener que esperar y ver. Sabía que sería más duro para Solange si el gatito no lo conseguía. Ella ya estaba tan enamorada de la pequeña criatura.
-Seguiré intentando que acepte mi sangre -dijo, a modo de concesión.
Ella le miró a los ojos. Le sonrió.
-¿Te he dicho que te amo? Porque lo hago.



viernes, 11 de noviembre de 2011

Predador Oscuro/Argumento

ARGUMENTO

Tan brutal como los no-muertos que cazaba, Zacarías de la Cruz fue un verdugo,un maestro cazador . Durante largos y oscuros siglos, se sumergió en tantas batallas, que la borrosa línea sin fin del mal que poblo su vida , endureció el alma de este depredador oscuro, despiadado, cruel e implacable.

Ahora, su crudo y salvaje viaje ha terminado. Después de mil años en un mundo gris, ha logrado todo lo que se propuso hacer. Sus hermanos estan protegidos. Cada uno, había encontrado a una mujer que los completaba. Y ellos ,ahora estaban en paz.
Para sus hermanos, Zacarías había caminado en el borde de la locura ,durante siglos siendo una máquina de matar. Ahora sin las responsabilidades que lo ataban en el pasado y sin una cacería para definirlo, Zacarías se pregunta, por primera vez en su vida, que es él en realidad.

La respuesta le espera de regreso a casa en Perú , en la traición de una mujer que está preparando su trampa, en la venganza de un viejo enemigo, en las consecuencias inevitables de un legado familiar de sangre, y en la liberación de una compañera que nunca se podría haber imaginado.


Nota: La traducción de este libro fue llevada a cabo por el esfuerzo y dedicación de Adriana 
www.diososcurocaminodelaluna.blogspot.com

Disfruten de la Lectura

Predador Oscuro/Capitulo 1


CAPITULO 1

El humo quemó sus pulmones. Este se elevó a su alrededor en rugientes ondas, alimentadas por los numerosos fuegos en la selva  circundante. Había sido una larga, y reñida batalla, pero había terminado, y él lo había hecho. La mayor parte de la casa principal había desaparecido, pero ellos habían logrado salvar las casas de las personas que les servían. Pocas vidas se habían perdido, pero cada una fue lamentada - pero no por él. Miró fijamente las llamas con ojos huecos. No sintió nada. Él miró las caras de los muertos, los hombres honorables que habían servido bien a su familia, vio a sus viudas llorosas y a sus niños que gritaban y él no sintió - nada.
 Zacarías de La Cruz hizo una pausa, apenas un momento para examinar el campo de batalla. Donde antes la selva había sido exuberante, árboles que llegaban a las nubes, el hogar de la vida silvestre, ahora había llamas que llegaban hasta el cielo y  humo negro manchando el cielo. El olor de la sangre era abrumador; cuerpos muertos, destrozados que miraban fijamente con ojos ciegos el cielo oscuro. La visión no lo movió. Él examinó todo-como  a distancia-con una mirada despiadada.
No importaba donde, o en cual siglo, la escena era siempre la misma, y durante los largos y oscuros años, él había visto tantos campos de batalla que había perdido la  cuenta. Tanta muerte. Tanta brutalidad. Tanta matanza. Tanta destrucción. Y él estaba siempre justo en el medio de ella, un torbellino, un oscuro depredador, sin piedad, despiadado e implacable.
 La sangre y la muerte fueron selladas en sus mismos huesos. Él había ejecutado a tantos enemigos de su pueblo durante cientos de siglos, él no sabría como existir sin la caza - o la matanza. No había  otra forma de vida para él. Él era el depredador puro y había reconocido aquel hecho hacía mucho tiempo - como a cualquiera que se atreviera a  acercarse a él.
Él era un cazador Cárpato legendario, de una especie de gente casi extinta, viviendo en un mundo moderno, cumpliendo con las viejas maneras del honor y el deber. Su clase gobernó la noche, dormía durante el día y necesitaba sangre para sobrevivir. Casi inmortales, vivían largas existencias, solos, el color y emoción se descoloraban hasta que solamente el honor los mantenían en la trayectoria elegida buscando a la mujer que podría completarlos y restaurar el color y la emoción. Muchos se rindieron, matando mientras se alimentaban para -apenas sentir algo-convirtiéndose en el más vil, la criatura más peligrosa conocida – El Vampiro. Igual de brutal y violento como los no muertos, Zacarías De La Cruz era un amo cazándolos.
La sangre corría sin cesar de sus numerosas heridas, y el ácido venenoso lo quemaba hasta sus huesos, pero él sintió  que la calma se escabullía dentro de él, cuando se volteó y empezó a andar silenciosamente alejándose. Los fuegos rabiaron, pero sus hermanos podrían extinguirlos. La sangre ácida del ataque de vampiro empapaba la tierra que con un gemido, protestaba, pero otra vez, sus hermanos buscarían aquel veneno vil y lo erradicarían.
 Su viaje duro, brutal había terminado. Finalmente. Más de mil años viviendo en un mundo vacío, gris, él había logrado todo que se había propuesto hacer. Sus hermanos estaban a salvo. Cada uno de ellos tenía una mujer que los completaba. Eran felices y saludables, y él había eliminado la peor amenaza para ellos.  Para el momento en que sus enemigos se multiplicaran de nuevo, sus hermanos serían aún más fuertes. Ellos no necesitaban más su dirección o protección. El era libre.
¡Zacarías! Usted necesita curación. Y sangre.
Era una voz femenina. Solange, la compañera de Dominic, su mejor amigo, con su pura sangre real, cambió sus vidas para siempre. Él estaba condenado, era demasiado viejo, demasiado apegado a sus maneras, y oh, tan cansado de hacer siempre el tipo de cambios que se requerían para seguir viviendo en este siglo. Se había hecho anticuado como los guerreros medievales de hace tiempo. El sabor de la libertad era metálico, cobrizo, su sangre  fluyendo, la esencia misma de la vida.
"Zacarías, por favor." Hubo un temblor en su voz, que debería haberlo afectado, pero no lo hizo. No sentía como los demás podían. No se balanceaba entre la compasión, el amor o ternura. No tenía un lado más amable, más apacible. Él era un asesino. Y su tiempo había terminado.
La sangre de Solange era un regalo increíble para su gente; él reconoció eso incluso aunque él lo rechazara. Su consumición le dio a los Cárpatos la capacidad de caminar bajo el sol. Los Cárpatos eran vulnerables durante las horas de luz del día-especial él. Cuanto más  depredador,  más asesino, más la luz del sol era un enemigo. La mayor parte de su gente lo consideraba como el guerrero Cárpato que caminaba al borde de la oscuridad, y él sabía que era cierto. La sangre de Solange le había dado esa  última y definitiva razón para liberarlo de su oscura existencia.
Zacarías tomó otra bocanada de aire lleno de humo y siguió caminando, lejos de todos ellos sin mirar hacia atrás o reconocer la oferta de Solange.
Él oyó a sus hermanos que le llamaba alarmados, pero él siguió caminando, cogiendo el paso. La libertad estaba lejos y él tenía que llegar. Lo había sabido, cuando arranco el corazón del último de los vampiros atacantes que habían tratado de destruir a su familia, que sólo había un lugar al que quería ir. No tenía sentido, pero eso no importaba. Él iba.
"Zacarías, detente".
Alzó la vista cuando sus hermanos cayeron del cielo, formando una pared sólida frente a él. Los cuatro. Riordan, el más joven. Manolito, Nicolás y Rafael. Eran hombres buenos y casi podía sentir su amor por ellos, -tan difícil de alcanzar- tan fuera de su alcance. Le cerraron el paso, bloqueando su objetivo, y nada, ni nadie- jamás - le permitió meterse entre él y lo que quería. Un gruñido retumbó en su pecho. El suelo se estremeció bajo sus pies. Ellos intercambiaron una mirada inquieta, el temor brillando en sus ojos.
Esa mirada de miedo tan intenso de su propio hermano debería haberlo detenido, pero no sentía nada. Él les había enseñado a estos cuatro hombres las destrezas de la lucha, sus habilidades de supervivencia. Había luchado junto a ellos durante siglos. Los había cuidado. Guiado. Una vez incluso tuvo recuerdos de su amor por ellos. Ahora que él podía hacer caso omiso de su responsabilidad- no quedaba nada. Ni siquiera los recuerdos borrosos para sostenerlo. No podía recordar el amor o la risa. Sólo la muerte y el asesinato.
"Muévanse". Una palabra. Una orden. Él esperaba que ellos obedecieran como todos lo obedecían. Había adquirido riqueza inimaginable en sus largos años de vida y en los últimos siglos no hubo una vez que tuviera que comprar su camino dentro o fuera de algo. Una palabra suya bastaba y el mundo temblaba y se apartaba de sus deseos.
A regañadientes, demasiado lento para su gusto, se separaron para permitir que pasara.
"No hagas esto, Zacarías", dijo Nicolás. "No te vayas".
"Por lo menos sana tus heridas", añadió Rafael.
"Y aliméntate," presionó Manolito. "Tienes que alimentarte".
Él se dio la vuelta y ellos perdieron terreno, el miedo deslizándose en sus los ojos y sabía que tenía razón para tener miedo. Los siglos lo habían convertido  en un violento y afilado depredador-una brutal máquina de matar. Había pocos que lo igualaran en el mundo. Y caminaba al borde de la locura.
Sus hermanos eran grandes cazadores, pero para matarlo requerirían de considerables habilidades y ninguna duda. Todos ellos tenían compañeras. Tenían emociones. Amaban. Él no sentía nada y tenía la ventaja.
Él ya se  había despedido, había dejado su mundo, desde el momento que les dio la espalda y se había permitido la libertad de dejar de lado sus responsabilidades. Sin embargo, sus caras talladas con líneas profundas de dolor lo detuvieron por un momento.
 ¿Cómo sería sentir el dolor tan profundamente? ¿Sentir amor? Sentir. En los viejos días, él habría tocado sus mentes y habría compartido con ellos, pero ya que ellos tenían compañeras, él no se atrevió a correr el riesgo de corromper a uno de ellos con la oscuridad en él. Su alma no estaba todavía en pedazos. Él había matado demasiado a menudo, se distanció de todo lo que le era querido para proteger mejor a aquellos a quien amaba. ¿Cuándo alcanzó el punto de que ya no podía con seguridad tocar sus mentes y compartir sus memorias? Había sido hace tanto tiempo que ya no lo podía recordar.
"Zacarías, no hagas esto", declaró Riordan, el rostro contraído con el mismo dolor profundo que había en cada una de las caras de sus hermanos.
Habían sido su responsabilidad durante demasiado tiempo, y él no podía irse sin darles algo. Se quedó allí un momento, por completo solo, la cabeza erguida, los ojos ardientes, el pelo largo y suelto a su alrededor mientras que la sangre goteaba constantemente por el pecho y sus muslos. "Les doy mi palabra de que no tendrán que darme caza. "
Era todo lo que tenía para ellos. Su palabra de que no se volvería vampiro. Poder descansar era lo que estaba buscando, el descanso final a su manera. Se dio la vuelta alejándose de ellos-de la comprensión y alivio en sus rostros, y una vez más comenzó su viaje. Tenía que alejarse si quería llegar a su destino antes del amanecer.
"Zacarías", llamó Nicolás. ¿A dónde vas?
La pregunta le dio que pensar. ¿Dónde iba? La compulsión era fuerte, una imposible de ignorar. En realidad aminoró el paso.
¿Dónde iba? ¿Por qué la necesidad era tan fuerte en él, cuando no sentía nada? Pero había algo, una fuerza oscura que lo conducía.
"Su su- casa." Susurró la palabra. Su voz arrastrada por el viento, con ese tono bajo que resonaba en la tierra bajo sus pies. "Voy a casa".
"Esta es tu casa", dijo Nicolás con firmeza. "Si buscas descansar, nosotros respetaremos su decisión, pero aquí con nosotros. Con su familia. Esta es su casa ", reiteró.
Zacarías negó con la cabeza. Era conducido a salir de Brasil. Tenía que estar en otro lugar y tenía que irse ahora, mientras todavía había tiempo. Ojos tan rojos como el fuego, el alma negra como el humo, el cambió llegando de forma de una gran águila arpía.
¿Usted va a las montañas de los Cárpatos? Nicolás exigió a través de su vínculo telepático. Voy a viajar con usted.
No. Voy a casa a donde pertenezco-solo. Tengo que hacer esto solo.
Nicolás le envió calor, lo envolvió en el. Kolasz que arwa-arvoval-a muere con honor. Había tristeza en su voz, en su corazón, pero Zacarías, aunque lo reconoció, no pudo hacerse eco de la sensación, ni siquiera un pequeño matiz.
Rafael habló en voz baja en su mente. Arwa-arvo olen isäntä, Ekam-que el honor te mantenga, mi hermano.
Kulkesz arwa-arvoval, Ekam camina con honor, mi hermano, Manolito añadió.
Arwa-arvo olen gæidnod susu, Ekam-que el honor te guíe a casa, mi hermano, dijo Riordan.
Había pasado mucho tiempo desde que había oído hablar en la lengua nativa de su pueblo. Hablaban las lenguas y dialectos de donde quiera que fueran. Habían tomado nombres, se había mudado de país a país, incluso apellidos, cuando los Cárpatos nunca tenían  nombres como esos. Su mundo había cambiado tanto con el tiempo. Siglos de  transformación, siempre adaptándose para encajar, y sin embargo nunca nada cambiaba cuando su mundo era todo acerca de la muerte. Por fin él se iba a casa.
Esa simple declaración significaba todo y nada. No había tenido una casa en más de mil años. Era uno de los más antiguos, sin duda uno de los más mortíferos. Los hombres como él no tenía casa. Pocos le darían la bienvenida en su hoguera, y mucho menos en su hogar. Entonces, ¿cuál casa? ¿Por qué había utilizado esa palabra?
Su familia se había establecido en ranchos en los países que patrullaban a lo largo de la Amazonia y de los otros ríos que lo alimentan. Su rango se extendía y cubría miles de kilómetros, por lo que era difícil de patrullar, pero habían establecido una relación con varias familias humanas,  diversas casas siempre estaban preparadas para su llegada. Él iba a una de tales casas sin  tener que cubrir largas millas antes del amanecer.
Su rancho peruano estaba situado en el borde de la selva tropical, a pocos kilómetros de distancia de donde los ríos forman una Y y se vertían en el Amazonas. Incluso esa zona fue cambiando poco a poco en los últimos años. Su familia había aparecido en la zona con los españoles, con nombres arreglados, indiferentes de la forma en que sonaban, poco le importaba a los Cárpatos como eran llamados por los demás, sin saber que pasaría siglos en la zona - Que se harían más familiar para ellos que su tierra natal.
Zacarías miró hacia el dosel de la selva, mientras volaba. Esto, también, estaba desapareciendo, un avance lento y constante que no entendía.
Había muchas cosas acerca de los tiempos modernos que no entendía-y realmente-, ¿qué importaba? Ya no era su mundo o su problema.
La compulsión que lo conducía lo desconcertó más que las respuestas de los ambientes en desaparición. Poco despertaba su curiosidad, sin embargo, esta abrumadora compulsión de volver a un lugar en el que había estado un par de veces era inquietante en algún nivel. Debido a que la compulsión era una necesidad y él no tenía necesidades. Era abrumadora y a él nada lo abrumaba.
Las pequeñas gotitas de sangre cayeron en las nubes húmedas que emergían alrededor, y sobre los árboles dispersos que sobrepasan el dosel en sí. Bajo, él podía sentir el miedo de los animales a su paso. Debajo de él una banda de Douroucoulis, muy pequeños monos nocturnos, saltaban y realizaban asombrosas acrobacias en las capas  medias de las ramas cuando paso por encima. Algunos se alimentaban de fruta  e insectos mientras otros vigilaban a los depredadores. Normalmente darían un grito de alarma tan pronto como el águila arpía fuera descubierta, sin embargo, al pasar sobre la familia de los monos había un completo y misterioso silencio.
Él sabía que no era la amenaza de vuelo de la gran ave en lo alto lo que hizo que el bosque estuviera tan tranquilo. El águila arpía se quedaba en las ramas, a menudo por largas horas por vez esperando la comida correcta. Alcanzaría una gran altura y rápida súbitamente bajaría a una velocidad impactante y arrebataría una pereza o un mono de los árboles, pero él, en general, no cazaba en vuelo. Los mamíferos se ocultaron, pero las serpientes levantaron sus cabezas a su paso. Los centenares de arañas del tamaño de un plato llano se arrastraron a lo largo de las ramas, emigrando en la dirección que él volaba. Los insectos se levantaron por millares a su paso.
Zacarías había utilizado los signos que marcaban  la oscuridad en él. Incluso cuando era un joven en los Cárpatos, había sido diferente. Su capacidad de lucha era natural, criada en él, casi impresa antes de nacer, sus rápidos reflejos, su cerebro que  trabajaba rápidamente. Él tenía la capacidad para evaluar una situación con la velocidad del rayo y llegar a un plan de batalla al instante. Mataba sin vacilar, incluso en sus primeros días, y sus ilusiones eran prácticamente imposibles de detectar.
La oscuridad era profunda, una sombra en su alma; mucho antes de que hubiera perdido sus emociones y el color y estos, los había perdido mucho antes que otros tantos de su edad. Él cuestionaba todo. Y a todo el mundo. Pero su lealtad a su príncipe y a su pueblo era inquebrantable lo que le había ganado el odio de su mejor amigo.
Voló con alas fuertes y rápidas a través de la noche, haciendo caso omiso de las heridas y de su necesidad de sangre. Al cruzar la frontera se dejó caer más bajo en la canopia, sintió el tirón de la compulsión  crecer. Necesitaba estar en su rancho del Perú. Simplemente lo necesitaba. El bosque se extendía bajo él, una oscura maraña de árboles y flores, el aire pesado con la humedad. Musgos y lianas colgaban como largas barbas sueltas, llegando casi al acuoso fondo de los arroyos y cañadas. Helechos enredados competían por el espacio, arrastrándose sobre largas raíces expuestas en el oscuro suelo debajo de él.
El águila arpía se dejó caer a través de ramas cubiertas de flores, lianas y todo tipo de insectos escondidos en la maraña de la vegetación. Lejos, debajo de él escucho el suave llamado de una rana de árbol llamando a un compañero y luego una más gruesa,   muchos más sonidos chirriantes se sumaron al coro. Un trino casi electrónico se unió a la sinfonía cuando miles de voces diferentes se elevaron en un crescendo yendo abruptamente a un silencio poco natural, escalofriante cuando el depredador se acercó, y luego de pasar por encima.
El cielo oscuro de la noche giro a un suave color gris paloma cuando el alba entró sin ser sentido, escabulléndose el reinado poderoso de la noche. El águila arpía se dejó caer en el pabellón bajando en espiral en el claro donde la casa de rancho estaba situada. Con su visión aguda él podría ver al río correr como una cinta gruesa que  dividía la tierra. Cuestas apacibles cedieron el paso crestas empinadas, barrancos profundos que cortan por el bosque. Árboles y vegetación serpenteaban a través del rocoso suelo, un enredo oscuro crecía determinado a reclamar lo que había sido tomado.
Limpias vallas  dividían las cuestas y mientras el pájaro volaba sobre los barrancos y los valles, cientos de ganado se veían como puntos en las praderas. A medida que la sombra del ave pasaba sobre ellos, levantaban la cabeza con agitación, temblando, golpeándose entre sí mientras se movían hacia atrás y hacia delante tratando de encontrar el peligro que olían.
El águila voló sobre varios campos, y al menos un acre de jardines, todo bien atendido como Zacarías había llegado a esperar de la extensa familia que le servía. Todo estaba limpio y su conservación era meticulosa, todas las tareas hechas con su mejor habilidad. Pastos y campos dieron paso a los grandes corrales donde los caballos se volteaban y levantaban la cabeza con inquietud mientras volaba sobre ellos. Debajo de él, el rancho se presentaba ante él como una imagen perfecta que no podía apreciar.
Cuando se acercaba a la cuadra, una oleada de calor se deslizó a través de sus venas. En el interior del cuerpo del ave, en la que no debería haber sentido nada en absoluto, su corazón dio un tartamudeo desconocido. El extraño aleteo casi lo noquea en el cielo. Naturalmente cauteloso, Zacarías no se fiaba de lo que no entendía. ¿Qué podría enviar el calor que se precipitaba por sus venas? Estaba cansado de la larga batalla, el largo vuelo, y la pérdida de sangre. El hambre palpitaba con cada latido de su corazón, agarrando y rastrillando por la supremacía. El dolor de las heridas que no se había molestado en sanar, rasgaba en él como un martillo neumático siempre presente, perforando a través de sus huesos.
Semanas antes había estado tan cerca de convertirse en vampiro, el deseo de aliviar el vacío era tan fuerte en él, la negrura de su alma sin el menor alivio, que su reacción ahora no tenía ningún sentido. Él estaba en peores condiciones. Hambriento de sangre. Más muertes  manchaban su alma. Sin embargo, aún había una reacción extraña alrededor de su corazón,  el calor pulsando a través de sus venas de anticipación. ¿Un truco entonces? ¿Un atractivo señuelo de un vampiro? ¿Que estaba faltando?
El águila arpía poco a poco dobló sus dos metros de envergadura, sus garras tan grandes como las garras de un oso pardo se clavaron profundamente en el techo del establo, mientras que las plumas en la parte superior de su cabeza, formaron una gran cresta. El gran depredador estaba completamente inmóvil, los ojos afilados se movían sobre el terreno a continuación. Tenía una asombrosa visión dentro del cuerpo de la arpía y su audición se enfocaba aún más por la concentración de las ondas de sonido hecho por las plumas más pequeñas que conforman su disco facial.
Los caballos en el corral a poca distancia reaccionaron a su presencia, sacudiendo las cabezas, moviéndose sin cesar y agrupándose juntos con fuerza. Varios relincharon en señal de peligro. Una mujer salió del establo debajo de él, un gran caballo tras ella. Inmediatamente su mirada se fijó en ella. Tenía el cabello largo hasta la cintura, recogido en una trenza que era tan gruesa como su muñeca. La cuerda larga de pelo atrajo su mirada. Cuando ella se movía, los hilos tejidos brillaban como seda hilada.
Zacarías veía en colores vagos de gris y embotado blanco durante siglos. Su trenza era fascinante porque era un verdadero negro. Él estaba casi hipnotizado por el largo, pelo negro, los hilos que brillaban incluso sin el sol. En algún sitio, alrededor de lo que sería  su vientre, su estómago dio una lenta voltereta. En un mundo donde todo era lo mismo y nada lo movía, la pequeña sensación ascendió como una bomba. Por un momento él perdió su respiración, sacudido por el fenómeno extraño.
El caballo que seguía a la mujer no usaba ninguna silla de montar o freno y una vez que emergió del edificio, comenzó a bailar con  inquietud agitado, sacudía la cabeza, rodaba sus ojos mientras que  circundó a la mujer. Los caballos eran de Paso peruanos criados en línea pura, una casta reconocida no sólo por sus pasos naturales, sino por el temperamento también. La mujer echó un vistazo hacia los caballos que corrían en círculos en corral-era inusual que estuvieran nerviosos-y después levantó una mano para calmar a la mitad de los caballos que se alzaban cerca de ella. Ella puso su mano en su cuello y miraba al águila arpía sentada todavía tan tranquila en la azotea.
Esos ojos color chocolate oscuro penetraron derecho a través de las plumas y los huesos del águila, directamente a Zacarías. Sintió el impacto como una flecha en su corazón. Margarita. Incluso desde la distancia pudo ver las cicatrices en el cuello, donde el vampiro le había arrancado sus cuerdas vocales, porque ella se negó a delatar el lugar de descanso de Zacarías a los no-muertos. Ella una vez había sido una joven despreocupada, o él la había imaginado así, pero ahora, alguien la estaba utilizando para atraparlo.
Todo tenía sentido ahora. La obligación de venir a este lugar, a pensar en él como en casa. ¿Estaba poseída por un vampiro? Sólo un maestro puede tejer y mantener un hechizo juntos, sólo un maestro como sus viejos enemigos, los hermanos Malinov. Los cinco hermanos se habían criado con él. Habían luchado juntos lado a lado durante casi 500 años. Sus amigos habían elegido ser vampiros, renunciaron a sus almas en su sed de poder. Ellos habían elegido reunir a los no-muertos en una conspiración contra el príncipe y el pueblo de los Cárpatos.
Dominic había descubierto el último complot y se quedó para ayudar a defender las propiedades de los De La Cruz en Brasil. Sabiendo que los vampiros probaban su plan de ataque en el rancho antes de golpear al príncipe, Zacarías había estado esperando por ellos. Ningún vampiro se había escapado con vida. No había ninguno que volviera para contar a los Malinov que su plan había fracasado.
Zacarías sabía de la ira de los Malinov y su odio amargo e implacable contra él y sus hermanos. Sí, muy bien podría ser el rembolso por la derrota del ejército Malinov, pero ¿cómo han llegado hasta aquí, antes que él? No tenía sentido, tampoco.
El águila arpía sacudió su cabeza como si se librara de pensamientos perturbadores. No, era imposible para ellos que consiguieran reunir otro ataque tan pronto. En cualquier caso, los caballos apenas toleraban su presencia, ellos nunca permitirían al mal tocarlos y Margarita acariciaba el poderoso cuello.
 No había ninguna posesión.
 Zacarías se preguntó por la extraña sensación en su pecho. Casi alivio. Él no quería tener que matarla, no cuando ella casi había sacrificado su vida por él una vez. Aún era incapaz de sentir,  cualquier emoción en absoluto. ¿Por qué tenía esta agitación extraordinaria en su cuerpo y mente por volver a este lugar? Nada de esto tenía sentido. Dobló su vigilancia, no confiaba en lo desconocido.
El calor se filtraba en el cerebro del ave, la impresión tranquilizadora de un saludo amistoso. El águila arpía reaccionó, ladeo su  cabeza a un lado, su ojos fijos en la mujer. Zacarías sintió al pájaro llegar a ella. Ella fue sutil en su tacto, tan ligero que apenas existía, pero que ejercía un regalo poderoso. Incluso el gran depredador de la selva cayó bajo su hechizo. Sintió que su propia mente y  cuerpo reaccionó y se relajó, la tensión deslizándose lejos. Había llegado más allá del  ave y encontró su parte más animal, a su naturaleza salvaje.
Asustado, se echó hacia atrás, retirando más el cuerpo del águila, al tiempo que miraba de cerca y se volvió su atención en calmar a los caballos. No tardó mucho en calmarlos a tal punto que se quedaron en silencio, pero no dejó de ver al águila, consciente de que había un depredador peor enterrado profundamente dentro del ave.
Margarita rodeó el cuello del caballo y saltó. Fue un movimiento fácil, experto, que parecía fluir a través del aire, todo gracia mientras se deslizaba en el lomo del animal. Inmediatamente el caballo se encabritó, más estaba seguro, debido a su presencia que a que la chica estuviera a horcajadas sobre él.
El aliento de Zacarías quedo atrapado en su garganta. Su corazón se aceleró como  un tambor, otro estruendoso fenómeno peculiar. La gran águila extendió sus alas casi antes de que Zacarías diera la orden. El movimiento era más instintivo que pensado, una necesidad inmediata de llevar a la mujer a la seguridad. Margarita se inclinó sobre el cuello del caballo en una orden silenciosa y el caballo y el jinete fluyeron sobre la tierra en perfecta armonía.
Una vez satisfecho que ella no estaba en el peligro, Zacarías dobló sus alas y miró, sus garras se clavaron más profundo en el techo mientras el caballo saltó sobre una valla y apretó el paso. Ella se mantenía sentada con la espalda recta, el andar elegante del animal, un armónico y rítmico repiqueteo, era tan suave que no afectaba su centro de gravedad, donde Margarita permanecía casi inmóvil.
 Cautivado, Zacarías tocó la mente del caballo. Ella controlaba el animal aunque ella no lo sabía. El caballo la aceptaba, la quería – disfrutando la fusión de sus dos espíritus. Margarita tejió su hechizo sobre el animal sin esfuerzo, sujetándolo a ella con su don-una conexión profunda con la criatura. Ella no parecía darse cuenta de que tenía algo especial;  simplemente disfrutaba de la madrugada y del paseo a caballo por igual.
Entonces, esta era la razón de la agitación extraña en su mente y cuerpo. Su regalo. Ella tocaba todas las cosas salvajes, y él era tan indomable como era posible.
 No había ninguna amenaza de los no muertos, sólo esta joven con su inocencia y luz. Ella debe haber enviado al Caballo de Paso otra orden, porque el animal cambió el paso a un movimiento lleno de gracia, fluido, rotando sus patas delanteras desde hombro hacia el exterior  mientras daba grandes zancadas hacia delante. La cabeza del caballo levantada con orgullo, su melena al vuelo, sus ojos brillantes y la exuberancia en su cada uno de sus movimientos.
 Fue un momento perfecto - el momento perfecto para poner fin a su vida. Ella era - hermosa. Libre. Fluyendo sobre la tierra como agua fresca. Todo por lo que había luchado -todo lo que él nunca había sido. El águila arpía extendió sus alas y se movió en espiral en lo alto, mirando caballo y al jinete mientras ellos cubrían el terreno  increíblemente rápido.
Toda su vida, incluso cuando los soldados luchaban a caballo, aún en su juventud,  hubo algo demasiado depredador en él, para que un caballo le permitiera montar en su lomo. En aquel tiempo él había intentado todo, excepto el control mental - para poderlos montar, pero ningún caballo podía soportarlo. Ellos se estremecían temblando bajo él, incluso cuando trataba de calmarlos.
 Margarita saltaba sin esfuerzo sobre vallas, sin brida o silla, el caballo y la jinete  exudando alegría. Él los siguió mientras el par se precipitaba sobre el terreno desigual, el paso liso del caballo los hacía ver como si flotaban. Margarita alzó ambos brazos al aire mientras saltaban limpiamente una valla, aferrándose al caballo con sus rodillas y dirigiéndolo con su mente.
El Caballo de Paso cambió su paso suavemente mientras ellos corrían a través del campo y él dio vuelta en un amplio círculo otra vez. Margarita dio al águila un amistoso saludo y otra vez, llenó de calor y alegría a Zacarías. Él le había dado su sangre - pero nunca había tomado la suya. Se le hizo la boca agua.
 Sus dientes llenaron su boca y el hambre explotó en él, irradiando  necesidad en cada célula. Él posó al pájaro bruscamente y se dirigió detrás del establo. Rechazó tomar cualquier riesgo con su autocontrol.
Sentirlo antes de que estuviera demasiado cerca de abandonar lo poco que queda de su alma. Él cumpliría la palabra dada a sus hermanos. Ningún Cárpatos tendrá que arriesgar su vida para perseguir a Zacarías de la Cruz. Él eligió su destino, y optó por salvar su honor. Se iba en la madrugada, la cabeza en alto, dando la bienvenida a su muerte. Su última visión sería la de la mujer-viéndola de regreso, a lo que era Margarita de joven con la luz derramándose desde su interior mientras ella fluía sobre terreno en el lomo de un hermoso caballo. Tomaría la visión de ella haciendo lo mismo de su sueños de infancia montando a caballo como uno solo hacia su muerte.
El águila arpía aterrizó con gracia en el suelo junto al establo. Haciendo caso omiso de los caballos aterrorizados en el corral unido a la estructura, cambió de vuelta a su forma humana. Él era un hombre grande, todo músculo, con pelo largo. Con líneas  profundas, talladas en su rostro. Algunos le llamaban brutalmente hermoso.
Otros dijeron que su boca era sensual y cruel. La mayoría decían que era aterrador. Justo en ese momento, se sentía totalmente cansado, tan cansado que apenas podía manejar buscar un lugar a su alrededor para sentarse. Quería quedarse allí, en la hierba fresca.
Obligó a su cuerpo a moverse mientras buscaba un lugar cómodo para sentarse y ver salir el sol sobre el bosque. Muy lentamente se hundió en el suelo blando, sin importarle que la humedad del rocío de la mañana se filtrara en su ropa. Él no se molestó en regular su temperatura más de lo que había molestado en sanar sus heridas. Había satisfacción al tomar su decisión. Por primera vez en su existencia no tenía el peso de la responsabilidad. Él alineó ​​sus rodillas, juntó las manos y apoyó la barbilla en la pequeña plataforma que había hecho para poder ver al caballo y su jinete mientras el Caballo de Paso paseaba suavemente con los pasos  naturales que le hizo tan famoso.
Sintió el sol picando sobre su piel, pero no fue la terrible sensación que había sentido toda su vida. Solange le había dado su sangre en dos ocasiones para salvarlo de convertirse en vampiro. Había tenido mucho cuidado de evitar su sangre una vez que se dio cuenta, de que podía pasar las horas de la madrugada a la intemperie sin repercusiones. Otros de su especie podía ver el amanecer y había algunos que en realidad podía caminar en las calles por la mañana sin la ayuda de Solange, pero con el alma tan oscura, hace mucho se había unido a los vampiros en su necesidad de esconderse de la luz del sol aún el de la madrugada.
Él se bebió con los ojos a Margarita, tan cerca de la felicidad como   un hombre sin emociones pudiera conseguir. Ella había negociado su voz por su vida. Él había recompensado su lealtad salvando su vida y dando instrucciones que le dieran todo lo que quisiera en el rancho. No había joyas adornando sus dedos o garganta. Ella usaba ropa simple. Pero vivía para los caballos, incluso él podría ver eso. Él le había dado a ella-vida. Y de una cierta manera extraña, ella había dado a él- su libertad.
Él era inconsciente del paso de tiempo. Los insectos permanecían en silencio. Los caballos dejaron de dar vueltas y se apiñaron tan lejos de él como les fue posible, en una esquina del corral, fuertemente amontonados juntos, cambiando de lugar, apenas capaz de tolerar su presencia. Despacio su cuerpo reaccionó al sol naciente con la pesada aflicción extraña de su especie.
Zacarías se estiró sobre la tierra, boca arriba, su cabeza girada para ver a Margarita mientras caminaba hacia él. Ahora la luz del sol penetraba su ropa y tocado su piel como un millón de agujas diminutas que perforaban su carne. Torres diminutas de humo comenzaron a elevarse de su cuerpo mientras la combustión comenzaba. Él no podía moverse, pero él no quería hacerlo. Ella era hermosa. Fresca. Inocente. La alegría lo llenaba profundamente a pesar del dolor creciente. Él mantenía sus ojos abiertos, queriendo – no - necesitando ver a Margarita montar para que estuviera en su corazón cuando entrara en su siguiente vida.
 Quizás él la miró demasiado estrechamente, su mirada dibujando la suya, o tal vez el comportamiento extraño de los animales y de los insectos la alertaron, pero ella giró su cabeza y su mirada se encontró con suya. La vio jadear y apretar repentinamente sus rodillas sobre el caballo, instándolo a seguir.
¡No! quédate atrás. No te acerques a mí. Permanece en tu sitio da la vuelta a tu caballo y vete.
 Si hubo una pequeña vacilación que indicara que las palabras se habían forzado en su mente, él no lo captó. El caballo salto sobre la valla y cuando comenzó a temblar de miedo, ella paró el animal y desmontó. El Paso pateó la tierra y ella envió al caballo una mirada con el ceño fruncido, luego agitó la mano hacia el corral. Inmediatamente el peruano Caballo de Paso corrió hacia la valla, la saltó limpiamente y se unió a los otros caballos en una esquina lejana.
 Margarita se acercó a él cautelosamente, del modo en que ella podría acercarse a un animal arrinconado, salvaje, con la mano extendida, la palma hacia él,  moviendo sus labios silenciosamente como si ella no se hubiera acostumbrado suficiente  al hecho que ya no podía hablar. El calor inundó su mente, un bálsamo calmante que le dijo que ella no le haría ningún daño.
Luchó para moverse, pero la maldición del sol estaba sobre él. Ella se acercó, su sombra cerniéndose sobre él, su cuerpo bloqueando la salida del sol. Sus ojos eran oscuros y ricos, mirándolo con una mezcla de miedo y alarma por él.
Déjame. Vete ahora.
 Él empujó la orden en su cabeza, enviando la impresión de un gruñido, de un comando absoluto.
 Margarita se agachó a su lado, tocando su brazo que humeaba, frunciendo el ceño por la preocupación y después alejando su mano, soplando con la punta de sus dedos.
Es mi elección. Déjeme morir. Él no tenía ninguna idea si sus órdenes penetraran. Ella no parpadeó ni lo miró como si lo oyera.
Había sido entrenada desde su nacimiento para obedecer a los miembros de su familia. Seguramente no lo desafiaría. Ella sabía con qué facilidad un cazador de los Cárpatos cerca del borde de la locura podría convertirse en vampiro. Los no-muertos le habían arrancado su garganta. Sintió su mano temblar contra el calor de su brazo. Ella tuvo que haberse quemado los dedos al tocar su piel. Se centró en ella y empujó en su mente con una compulsión para que lo dejara. Había demasiada compasión en ella, era demasiada atrevida al desobedecer a un ser tan poderoso como él.
Su compulsión cayó contra una mente que apenas podía entender. No fue como si encontrara obstáculos-era como si sus técnicas, simplemente se disiparan como el humo.
Se sacó su corta y suave chaqueta, y la arrojó sobre su cabeza, cubriéndole el rostro y los ojos. Él sintió que le tomaba su muñeca y comenzaba a tirar de él a través de los pastos mojados. A su paso las hojas de hierba se volvían marrón. Oyó el siseo del aire al salir de sus pulmones y sabía que su mano se estaba quemando, pero ella no se detuvo.
Por primera vez en los largos siglos una rabia profunda se enrolló y ardió en su vientre, que alguien se atreviera a desafiar sus órdenes directas. Ella no tenía ningún derecho. Lo sabía mejor que nadie. Nadie le desafió, ciertamente, no un ser humano, y definitivamente no  una mujer. Y no uno de los siervos de una familia a la que le había dado toda su protección y riqueza más allá de lo imaginable.
Había escogido la muerte. Se había preparado. Estaba contento con su decisión-abrazado su elección. Esta era la peor clase de traición.
Usted se arrepentirá de su desobediencia, le prometió.
Margarita lo ignoró o no lo oyó. Honestamente no sabía qué, ni le importaba. Ella tendría que pagar. Rocas se clavaban en su espalda, y luego la protuberancia de la madera cuando ella logró meterlo en el establo. El sol dejó de quemarlo vivo, aunque el cosquilleo de las agujas todavía penetraban su piel.
Hábilmente le rodó en una lona, ​​sin quitarle la chaqueta de su cara. Incluso le metió los brazos sobre el pecho antes de rodarlo. Se sentía como un bebé indefenso. La indignidad de la misma, lo malo de sus acciones despertó algo monstruoso en él. Se retiró como el animal salvaje que era, en espera de su momento-y habría un momento. Había conocido el miedo cuando un vampiro le arrancó su garganta, pero no sería nada en comparación con el terror que la venganza de Zacarías de la Cruz  le arrancaría por sus pecados.
Ella trató de enganchar la lona a uno de los caballos, él sabía por el olor y por teclear de los cascos que el animal protestó por su proximidad. Él podría haberle dicho que ningún caballo le permitiría hacerlo en su presencia, pero se mantuvo quieto, ahora solamente esperando el resultado de su error. La falta de la fuerza del caballo  no la disuadió. Él oyó el sonido de sus pasos y luego cuando comenzó a tirar de la lona ella misma. Él sabía que estaba sola por el sonido de su aliento reventado de sus pulmones que se repetían en pequeños jadeos.
Él encontró significativo que ella no pidiera ayuda. Un grito-bien, ella no podría gritar-pero debía tener una manera de atraer la atención. Los varones que trabajaban en el rancho vendría a su ayuda si ella les avisaba, pero debe haber sabido que él les ordenaría  que le permitieran morir-y ellos obedecerían. La feroz quemadura en su vientre creció más ardiente, lo bastante caliente por algunos momentos para que él pensara que se estaba quemado a través de su piel sus órganos internos.
Él no podría ver nada, pero sentía cada golpe de las rocas y el resplandor feroz del sol mientras ella lo arrastraba del establo a la casa de rancho. El calor abrasador era asombrosamente eficaz, expulsando todos los pensamientos sanos hasta que él quiso gritar de agonía. Vino gradualmente, un proceso lento de carbonización que se filtraba a través de su piel y el tejido óseo.
Zacarías trató de apagar el dolor como lo había hecho durante siglos, pero la quemadura del implacable sol era algo que no podía compartimentar cuando presentaba tantas otras heridas. Incluso con la lona envuelta a su alrededor, sintió el fuego penetrante como flechas ardientes que picaban su cuerpo. El calor hervía su sangre y las llamas lamían en su interior. No podía gritar, protestar, o hacer otra cosa que ser arrastrados por el patio de lo que presumía era la casa del rancho.
Margarita resopló fuerte cuando tomó su peso completo encima de los dos escalones que llevan adentro. En el momento en que estuvo dentro de los frescos y gruesos muros, dejó caer el arnés y se precipitó en la habitación. Podía oírla tirar de las cortinas gruesas del lugar, cubriendo las ventanas.
Usted va a sufrir como nadie más ha sufrido por su desobediencia, prometió, empujando las palabras en su cerebro.
Una vez más tuvo la impresión de que sus palabras caían por unas grietas, como si ella no pudiera comprender lo que le había dicho, pero eso no importaba. Él esperó a que con mucho cuidado, desenrollara la lona y cuando los bordes se abrieron, le espetó con sus oscuros ojos abiertos y trabó su mirada con la de ella. Un silbido largo y lento se escapó, una promesa de una represalia brutal, y no hubo  duda alguna de su significado.

Aclaracion-Disclaimer

La Saga Serie Oscura, es propiedad de la talentosa Christine Feehan.
Este espacio esta creado con el único fin de hacer llegar los primeros capítulos de estas magnificas obras a todos ustedes que visitan el blog. Lamentablemente, en latinoamericano muchos de estos maravillosos ejemplares, no estan al alcance de todos.
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Mary