
Carpatianos
Desde el principio de los tiempos existe una raza inmortal llamada carpatianos. Es una estirpe que proviene de la tierra y que posee dones muy especiales: establecen entre ellos una fuerte conexión mental, gracias a sus habilidades psíquicas, tienen muy desarrollados sus sentidos, pueden dominar los elementos de la naturaleza y comunicarse con los animales.
La tierra de los Cárpatos tiene grandes propiedades curativas para ellos. Su fértil suelo los hace sanar rápidamente.
La noche es su aliada... aunque pueden soportar el pálido sol del amanecer y el del atardecer.
Los carpatianos no son humanos y necesitan beber sangre para sobrevivir, pero no matan a sus víctimas para obtenerla. Es una raza que respeta todas las formas de vida. Para ellos, la sangre da vida, es sagrada.
Los carpatianos llevan impreso en sus pensamientos, mucho antes de nacer, el deber de proteger a las mujeres y a los niños. Son muy protectores y tienen un profundo sentido del deber.
Los carpatianos pueden adoptar distintas formas: son capaces de convertirse en búhos, lobos, niebla, bruma, etc.
Después de los doscientos años de edad, los carpatianos pierden junto con sus emociones, la capacidad de ver otro color que no sea el gris. Sólo su férrea voluntad y su sentido del bien y del mal pueden ayudarlos a mantener sus almas alejadas de los susurros de la oscuridad, que siempre lucha para obtener la supremacía.
Con el paso de los siglos, algunos carpatianos ceden a la necesidad de sentir algo, aunque sólo sea momentáneamente. Matar mientras se alimentan produce una oleada de placer. Cuando un carpatiano mata por el simple placer de hacerlo, por el poder que esto supone, se convierte en un vampiro y su alma está perdida para toda la eternidad. Los vampiros no son capaces de sentir y son criaturas sin ningún tipo de código moral.
Los carpatianos persiguen y cazan a los hombres de su raza que eligen convertirse en vampiros, ya que son peligrosos para los mortales y para los inmortales por igual.
Después de los doscientos años de edad, los carpatianos pierden junto con sus emociones, la capacidad de ver otro color que no sea el gris. Sólo su férrea voluntad y su sentido del bien y del mal pueden ayudarlos a mantener sus almas alejadas de los susurros de la oscuridad, que siempre lucha para obtener la supremacía.
Con el paso de los siglos, algunos carpatianos ceden a la necesidad de sentir algo, aunque sólo sea momentáneamente. Matar mientras se alimentan produce una oleada de placer. Cuando un carpatiano mata por el simple placer de hacerlo, por el poder que esto supone, se convierte en un vampiro y su alma está perdida para toda la eternidad. Los vampiros no son capaces de sentir y son criaturas sin ningún tipo de código moral.
Los carpatianos persiguen y cazan a los hombres de su raza que eligen convertirse en vampiros, ya que son peligrosos para los mortales y para los inmortales por igual.

Pero hay una salvación para esa existencia vacía y fría que los llama...
Si un carpatiano encuentra a su verdadera compañera, ésta será como un brillante faro, la luz que lo guía a través de la oscuridad, despeja las sombras e introduce las emociones en él...
La estirpe de los Cárpatos está casi extinguida. Hay pocas mujeres de su especie y la mayoría de ellas da a luz a niños. Pasan muchos años entre los alumbramientos y tienen una alta tasa de mortalidad de sus niños menores al año de edad.
Pero hay mujeres humanas que tienen habilidades psíquicas que les permiten convertirse en compañeras... Y hacen falta tres intercambios de sangre entre un carpatiano y una humana para que ésta se convierta en una de su raza.
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