Argumento
Tras sacrificarse en un ataque contra su clan, Manolito De La Cruz se encuentra atrapado entre el mundo de los vivos y el de los muertos. Las sombras le rodean, reclaman su alma y le incitan a convertirse en aquello que toda su raza horroriza: un lóbrego vampiro. Únicamente su compañera eterna puede evitar que la oscuridad le arrope para siempre. Pero, ¿cómo encontrar a la que ya ha intuido, a la que ha estado esperando durante siglos? La bella humana destinada para él, Mary Ann, no entiende nada de lo que ocurre en su interior. Una tristeza sin límites la envuelve, mientras en su corazón retumba la llamada de Manolito. Debe reunirse con su carpatiano, aunque en su vida no haya lugar para alguien como él. Arrastrada hacia los calurosos bosques de Sudamérica, una poderosa atracción la aprisionará en un juego sin escapatoria.
Una mujer de nuestros tiempos...
Mary Ann Delaney no puede dejar de sentir una profunda pena desde que vio como el carpatiano Manolito de la Cruz se sacrificaba para salvar a una mujer embarazada. Ni siquiera conoce a ese apuesto guerrero, pero puede sentirlo, olerlo, percibirlo siempre a su lado, arrastrándola hacia él. Conoce a los hombres de su estirpe: machos alfa de rudos modales en lo que a mujeres respecta, dominantes, controladores y dispuestos a hacer lo que sea por encontrar a su compañera eterna. No, en los planes de esta asistente social no hay lugar para una relación de este tipo. Sabe defenderse y protegerse sola. Aunque, ¿cómo obviar sus sentimientos y la peligrosa atracción que ejerce sobre ella?
...para un cazador del pasado
Manolito de la Cruz ha vagado siglos y siglos en continua lucha contra las criaturas del mundo de las sombras y en busca de su compañera. Y justo cuando parecía haberla hallado, un desgraciado acontecimiento lo obliga a desaparecer para salvar su existencia eterna. Tras, años enterrado, recuperándose de viejas heridas, su cuerpo ha despertado a la mujer que necesita, al alma que lo protegerá de aliarse con la oscuridad más profunda. Ahora, su mente únicamente conjura una imagen y sus ojos sólo albergan el salvaje deseo de hacerla suya. Ella debe acudir a su llamada, así lo dice su ley.
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