Tercera escena eliminada de Cazadora Oscura
NO ME HAGAS LLORAR, PAPÁ
- Ellas están susurrando otra vez, Gregori – dijo Savannah con una pequeña sonrisa en su rostro – En su propio lenguaje… y me temo que no es nada bueno.
- Ellas están en incubadoras, Savannah – señaló Gregori, mirando por sobre los cubículos gemelos en los que sus niñas se encontraban – no es como si se pudiesen meter en problemas.
La ceja de Savannah se alzó y Gregori frunció el ceño hacia ella.
- ¿Qué? ¿Qué podrían hacer?
- Si alguien no permanece en el cuarto con ellas cada segundo, Anastasia encuentra la manera de entrar al incubador de Anya. – El volvió a mirar a los bebés antes de responder:
- No hay forma de que eso sea posible. Ellas caben en mi palma. Anastasia tendría que remover el tubo de oxígeno, flotar dentro de la otra incubadora y luego reconectarlo; ella nació demasiado pronto y tiene solo una semana. Eso es imposible.
- Y aún así, seguimos encontrándola en el incubador de Anya – dijo Savannah. Gregori dio un paso más cerca de los pequeños cubículos, vaciló, y empujó su mano a través del negro cabello antes de dejarlas descansar ambas sobre sus muslos.
- Dile que pare.
- Ya lo hice
- Prohíbeselo
- ¿Y exactamente qué planeas hacer si ella desobedece?
- Bien, ella… - el se revolvió – Savannah, tú no puedes permitirle seguir haciéndolo. Podría ser dañino para ella. Simplemente razona con ella.
- Ya he tratado de razonar con ella. Tal vez necesite que lo hagas tú.
Gregori cuadró los hombros y puso su cara más severa…
- Cielo – advirtió Savannah – no puedes asustarla. Te ves como si fueras una nube de tormenta… tal vez, deberías intentar ser dulce con ella.
- ¿Fuiste tú dulce con ella?
- Por supuesto
- Y no veo que eso haya hecho mucho bien – El avanzó a través del cuarto, su pecho henchido, los ojos plateados fulgurando peligrosamente – Anastasia, no tienes permitido, bajo ninguna circunstancias, flotar sobre el incubador de tu hermana. ¿Entendido, jovencita? Lo prohíbo absolutamente, y me rendirás cuentas si me desafías.
Su voz era baja pero contenía un rugido como un trueno. Su hija se quedó mirándolo fijamente con sus enormes ojos azul violetas, recordándole tanto a los de su madre; su rostro se arrugó, la pequeña forma de corazón de su boca se tornó temblorosa y su labio inferior se sacudió… y luego ambos labios se abrieron. La carita se contrajo más…
Un bajo, débil lamento salió de su boca… y entonces ella empezó a llorar en serio.
El corazón de Gregori casi se detuvo dentro de su pecho.
- ¡Savannah! ¡Vuelve aquí! – el llanto se hizo mas alto, sonando aún mas triste. Ahora su corazón tartamudeaba y su boca se secó - ¡Savannah! Veriak ot en Karpatiiak—por la sangre del Príncipe. ¡Regresa aquí en este instante!
Anya añadió su propio llanto al de su hermana. Savannah barreó la mirada a su compañero
- ¿Qué está pasando? ¿Acabas de maldecir?
- Haz algo. Ella está llorando. Ven aquí. La he hecho llorar. ¿Por qué está llorando? Simplemente le dije que dejara de hacer eso ¿Por qué lloraría? – Gregori sonaba en estado de pánico, hasta para sus propios oídos, muy pronto podría incluso empezar a sudar sangre. Nada sonaba peor para él que el llanto de sus propios bebés.
- No es el fin del mundo – Savannah lo consoló. Gregori arriesgó un vistazo hacia ella, en su voz se notaba que estaba obviamente divertida, definitivamente aún no captando la gravedad de la situación.
- No, tú no entiendes, esas son lágrimas reales
- Yo no fui la que la hizo llorar, Gregori – apuntó ella solemnemente.
Gregori se inclinó sobre la incubadora y levantó a su diminuta hija.
- No, pequeña. Nada es tan malo que no podamos arreglarlo. No quise sonar tan rudo y severo, es solo que si perdieras la concentración cuando estás levitando podrías caer y hacerte daño. Además, necesitas oxígeno.
Anastasia siguió haciendo el mas lastimero de los sonidos, pero se acurrucó contra su mano, como si el contacto la aliviara de alguna forma.
- A ella no le gusta estar sola – dijo Gregori, lanzándole a Savannah otra mirada cargada de pánico – necesita estar con Anya.
Muy gentilmente, el puso a su hija al lado de su hermana y se inclinó para darles a cada una un beso.
Instantáneamente ambos bebés dejaron de llorar sonrieron a su padre.
Bien espero hayan dicho Ahhh...... como yo a lo tierno que puede ser este hombre. ¿Y estas bebes?? Que les perecen?? tan chiquitas y haciendo renegar a su papi!!
jaja
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